domingo, 25 de diciembre de 2016

HOMILÍA DEL ABAD BENITO EN LA NOCHE DE NAVIDAD 2016

San León Magno: “Que nadie se considere excluido de esta alegría, porque el motivo de gozo es común a todos: nuestro Señor, en efecto, vencedor del pecado y de la muerte, así como no encontró a nadie libre de culpa, así ha venido para salvarnos a todos. Alégrese, entonces, el santo porque se acerca a la victoria, regocíjese el pecador, porque se le ofrece el perdón, anímese el pagano porque es llamado a la vida”.
¿Quiénes se alegraron en la primera Navidad? Los santos: María y José; los pecadores: los pastores de Belén; los paganos: los Magos de Oriente.
Pero ¿Quiénes somos los pecadores, o cuando somos pecadores? Somos pecadores cuando reconocemos el deber ser, el valor, pero por debilidad obramos en contra. Acepto el valor de la obediencia, pero en esta determinada circunstancia soy débil y desobedezco; acepto el valor de la fidelidad pero en este caso soy débil y soy infiel, La Navidad, el Niño de Belén ofrece el perdón al pecador.
¿Quién no se alegró en la primera Navidad? El Rey Herodes no se alegró sino todo lo contrario. ¿Por qué? Porque era corrupto. Es el realismo del evangelio de Juan: “vino a los suyos y los suyos no lo recibieron” Jn 1,11.
El corrupto no acepta los valores, se maneja con antivalores.
El corrupto no puede alegrarse con la Navidad, porque su corrupción quita la alegría a los demás. La corrupción quita la alegría al niño o a la chica sometidos sexualmente, o sometidos a trabajos de esclavos, o forzados a manejar armas mortales en la guerra. La corrupción quita la alegría al que carece de lo necesario para vivir; no hay corrupción sin daño social. Hay corrupción siempre que se subvierten o alteran los valores. Hay corrupción en política cuando no hay independencia en los tres poderes; hay corrupción cuando los legisladores no cumplen o mal cumplen sus deberes de legislar para bien de todo el pueblo; hay corrupción cuando los jueces no dictan sentencias según justicia sino influenciados por conveniencias personales o sobornados por dádivas; hay corrupción cuando los abogados se compran o se venden; hay corrupción en los sacerdotes cuando su primer valor no es la salvación de las almas, ley suprema de la iglesia; hay corrupción gravísima con el narcotráfico que destruye las personas y la nación; y el narcotráfico supone una cadena de corruptos: los que elaboran la droga, los que la traen, los que la venden y los que desde el poder protegen a todos los anteriores. Hay corrupción en los políticos cuando para ellos la política en lugar de ser “una altísima vocación y una las  formas más preciadas de la caridad por que busca el bien común” se transforma en una herramienta para un bien personal que destruye a los demás y a todo el país.
Pero ¿qué tenemos que hacer nosotros ante esta triste y muchas veces trágica realidad enfrentada a la invitación a la alegría que nos hace San León Magno? Evidentemente nosotros tenemos que sentirnos interpelados cuando nos dice: “alégrese el pecador porque se le ofrece el perdón”, pero también es nuestra misión llevar a los demás la buena noticia, como los pastores de Belén, como ellos tenemos que contar “lo que nos han dicho del Niño”. Los cristianos tenemos que ser para los no creyentes “la estrella de los magos” que los lleve a adorar al Niño. 

sábado, 24 de diciembre de 2016

SALUDO DE NAVIDAD 2016




"Esto es la verdadera Navidad: la fiesta de la pobreza de Dios que se despojó de sí mismo tomando la naturaleza de esclavo; de Dios que sirve en la mesa; de Dios que se esconde a los intelectuales y sabios y que se revela a los pequeños, sencillos y pobres”.
Papa Francisco

Feliz Navidad 2016 les desea la Comunidad del Monasterio “Cristo Rey”, El Siambón, Tucumán.

Ademas queríamos compartir con uds. la noticia de que en vísperas de Navidad comienza su postulantado el Hno. Juan Pablo de Jujuy. El Señor nos ha bendecido este año con tres postulantes para acompañar en el discernimiento y la formación monástica. Recen por nosotros.


domingo, 18 de diciembre de 2016

HOMILIA DEL ABAD BENITO EN EL 4° DOMINGO DE ADVIENTO A

sábado, 17 de diciembre de 2016

HORARIOS DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO EN EL MONASTERIO

SÁBADO 24 DE DICIEMBRE
Levantarse
4,55 hs.
Vigilias
5,20 hs.
Laudes con Misa
7,30 hs.
Sexta
12,00 hs.
Primeras Vísperas de la Solemnidad
18,00 hs.
Oficio de Lecturas de Navidad
19,30 hs.
Misa de Nochebuena
22,00 hs.

DOMINGO 25 DE DICIEMBRE
Levantarse
8,00 hs.
Laudes
8,20 hs.
Misa del día de Navidad
10,00 hs.
Sexta
12,00 hs.
Segundas Vísperas de Navidad
19,15 hs.

SÁBADO 31 DE DICIEMBRE
Levantarse
4,55 hs.
Vigilias
5,20 hs.
Laudes con Misa
Sexta
7,30 hs.
12,00 hs.
Primeras Vísperas de la Solemnidad
18,00 hs.
Misa de Precepto
19,00 hs.
Oficio de Lecturas de la Solemnidad
23,00 hs.

DOMINGO 1º DE ENERO DE 2017

Levantarse
8,00 hs.
Laudes
8,20 hs.
Misa de la Solemnidad
10,00 hs.
Segundas Vísperas de la Solemnidad
19,15 hs.

viernes, 9 de diciembre de 2016

HOMILÍA DEL ABAD BENITO EN LA SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA 2016


Estamos celebrando la gran fiesta, solemnidad, de la Inmaculada Concepción. Celebramos a la Virgen concebida sin pecado original. Nosotros somos redimidos, purificados del pecado original, por la sangre de Cristo, en el bautismo; y de todos los pecados, cometidos después del uso de razón, si nos arrepentimos y pedimos perdón. La Virgen María también fue redimida por la sangre de su hijo Jesús, derramada en la cruz. Pero para la Virgen la cosa fue distinta: por la sangre preciosa de Cristo fue preservadade todo pecado, no la tocó el pecado, concebida sin pecado y nunca tocada por ningún pecado.
Hoy nosotros estamos de fiesta; pero sobre todo la Virgen, nuestra Madre, está de fiesta porque tantas personas, tantas familias, tantas comunidades cristianas han venido con la imagen de la Madre a decirle que la quieren, a darle gracias, a presentarle sus necesidades. ¡Qué lindo!  La Iglesia está contenta con todo esto; pero nos pide que todo esto no sea algo pasajero, de un solo día sino que sea un nuevo compromiso de imitar sus virtudes. El evangelio de hoy nos ilumina sobre las virtudes más sobresalientes de María que tenemos que imitar.
María, Virgen de la escucha: Oye atenta las palabras del Ángel.
María, Virgen de la alegría: ¡Alégrate María!
María Virgen, abierta al don de Dios, a la Gracia, que había recibido en su Inmaculada Concepción y había dejado que creciera hasta ahora en la Anunciación.
María Virgen del SI al proyecto de Dios .Acepta la misión, la más grande encomendada a un ser humano: ser la Madre del Salvador. Cuando María da su SI, “¡Que se cumpla en mí tu Palabra!” El Hijo de Dios se hace hombre en su seno virginal. María Madre de Dios.
María nos enseña entonces que ante la propuesta de Dios, nuestra respuesta también tiene que ser SI, “Que se cumpla en mi tu Palabra, tu proyecto”
Pero ese Sí inicial de María se tuvo que ir confirmando a través de su vida y en circunstancias terriblemente duras. Cuando ya próxima al parto tiene que emprender el viaje de Nazaret a Belén. Cuando en Belén no encuentra techo que cobije a su Hijo al nacer. Cuando tiene que huir a Egipto porque el rey Herodes quiere matar a su Hijito. Todo esto se dice muy fácil; pero tenemos que saber tomarle el peso a estas dolorosísimas pruebas y así valorar la valiente fidelidad de María. 
La Iglesia la invoca a María como Reina de los mártires. María no murió de muerte violenta, no derramó su sangre; pero fue mártir al aceptar que su Hijo muriera en la cruz para la salvación del mundo. María fue mártir en el Calvario, María fue mártir cuando tuvo en sus brazos a su Hijo muerto.
Yo no sé cuánto dolor traen ustedes hoy en su corazón; pero sí sé que hoy la Virgen nos dice a todos que, como estuvo de pie junto a la cruz donde agonizaba su Hijo, también quiere estar con nosotros a los pies de la cruz de cada uno de nosotros. Quiere estar con nosotros para iluminarnos en nuestras oscuridades, para decirnos que todo dolor aceptado y asumido es fecundo.
Que María, Madre de dolores y esperanzas, los acompañe hoy y siempre.

lunes, 5 de diciembre de 2016

CONFIRMACIONES 2016



HOMILÍA DEL ABAD BENITO

Queridos chicos: Hoy ustedes van a recibir el sacramento de la Confirmación, van a recibir el Espíritu Santo igual que los apóstoles el día de Pentecostés.
Se nos leyó que los apóstoles estaban reunidos en un mismo lugar, donde había sido la última cena, de repente una gran tormenta y sobre cada uno unas llamas de fuego y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en distintas lenguas.
¿Eso va a pasar dentro de un rato? Sí y no.
SÍ: El Espíritu Santo va a descender sobre ustedes, va a entrar en ustedes, los va a cambiar.
NO: No vendrá una gran tormenta, ni vamos a ver llamitas de fuego sobre sus cabezas, ni van a hablar en japonés, ni en alemán, ni en ninguna otra lengua extranjera, seguirán hablando únicamente en tucumano básico como decimos familiarmente.

¿En qué cambiaron los apóstoles el día de Pentecostés?
1° Antes se peleaban: ¿Quién es el más importante? ¿Quién tiene que mandar?...
2° Antes eran miedosos, cobardes, “estaban encerrados por miedo a los judíos”. Después, San Pedro lleno de la fuerza del Espíritu Santo los enfrenta y los acusa: “Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó”. Y todos los apóstoles murieron mártires.
3° Antes no lo entendían a Jesús, su misión, lo que les enseñaba y así le hacían preguntas como esta “¿ahora vas establecer tu reinado?” Después que recibieron el Espíritu Santo evangelizaron todo el mundo.

¿Cuál será el cambio de ustedes después de su confirmación, después de recibir el Espíritu Santo?
Bueno cada uno de ustedes tiene que decirlo. Pero no les vamos a pedir que lo hagan aquí y ahora. Lo importante es que se lo digan a ustedes mismos y se lo digan al Espíritu Santo, para que ël los cambie como cambio a los apóstoles.
Lo primero que tienen que prometer y que tienen que pedirle al Espíritu Santo es la perseverancia; el seguir viniendo a la iglesia para participar en la vida de los sacramentos: confesión, misa y comunión.
Como los apóstoles ustedes tienen que ser constructores de unidad en la familia y en el vecindario, “tenían un solo corazón, una sola alma” se ayudaban entre todos.
Que el Espíritu santo los haga valientes para ser testigos de Jesús

lunes, 21 de noviembre de 2016

Homilía del Abad Benito en la Solemnidad de Cristo Rey 2016, Fiesta patronal del monasterio

CRISTO REY
La Liturgia de la Palabra, distinta en cada uno de los tres ciclos, ilumina la realeza de Cristo desde distintos ángulos. Las de este año, ciclo C, que acabamos de escuchar nos contestan varias preguntas.
La primera lectura nos dice cuál es el fundamento de nuestra opción por Cristo Rey. “Nosotros somos de tu misma sangre”. Jesús es Rey porque es el Hijo de Dios que asumió nuestra naturaleza humana; y “se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó
y le dio el Nombre que está sobre todo nombre” (Fil 2,8-9) El Padre le da al Cristo Resucitado “el Nombre que está sobre todo nombre”; es decir proclama su divinidad y por lo tanto también su realeza. Jesús como David recibe el oráculo del Señor: “Tú apacentarás a mi pueblo” Cristo es Rey y Pastor.
La segunda lectura nos dice cuales son las consecuencias de esta opción por Cristo Rey: Herederos del Reino de Cristo; miembros de su cuerpo, la Iglesia; seguridad de nuestra resurrección. Según la carta a los Colosenses, somos miembros del Cuerpo de Cristo, que es Rey, por lo tanto reyes con él. Cristo es “el primero que resucitó de entre los muertos”. Nosotros que somos sus miembros hemos resucitado con él (Col 3,1). Para la carta a los Colosenses y también para la carta a los Efesios nuestra resurrección con Cristo no es sólo esperanza para el futuro sino realidad ya presente.
La tercera lectura nos dice quienes entran en su Reino. El conocido texto de Mateo 25 sobre el juicio final nos dice que entran en el Reino de Cristo los que lo reconocieron y sirvieron en los necesitados: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,  porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;  desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver". (Mt 25,34-36) Pero el texto de Lucas que se nos proclamó nos habla de otro que también entra en el Reino: el ladrón y asaltante crucificado con Jesús. El ladrón reconoció sus crímenes: “Nosotros sufrimos justamente (la crucifixión) porque pagamos nuestras culpas”. Pero al mismo tiempo lo proclamó Rey a Jesús y Rey rico en misericordia y perdón “Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”  Y Jesús aceptando que es Rey pronuncia la sentencia: “Yo te aseguro que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”
El asaltante arrepentido, el “buen ladrón”, además de proclamarlo Rey a Jesús, describe sin explicitarla la característica principal del Reinado de Jesús, es Rey misericordioso y por eso no lo llama Maestro o Señor sino que casi con exceso de confianza lo llama sencillamente por su nombre: Jesús. Y Jesús, dentro de los terribles dolores de la crucifixión, sin duda siente el consuelo y la alegría de ver la fecundidad de su sangre derramada, de su sangre redentora. Desde el trono humillante, pero glorioso de la cruz,
Jesús pronuncia la primera “canonización”:”Hoy estarás conmigo en el paraíso”
Nuestro Padre San Benito en el capítulo 4 de su Regla al hablar de las herramientas del combate espiritual pone como última “y nunca desesperar de la misericordia de Dios”  Abrumados por nuestros pecados, como el ladrón crucificado, no desesperemos de la misericordia de Dios y digámosle con él “Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”

sábado, 12 de noviembre de 2016

Consagración a la Santísima Trinidad de Dom Columba Marmion


Padre Eterno, postrados en humilde adoración a tus pies, consagramos todo nuestro ser a la gloria de tu Hijo Jesús, el Verbo Encarnado. Tú lo has constituido rey de nuestras almas. Sométele nuestras almas, nuestros corazones y nuestros cuerpos para que nada en nosotros se mueva sin sus órdenes o sin su inspiración. Que unidos a Él seamos llevados a tu seno y consumados en la unidad de tu amor.

Jesús, únenos a Ti, en tu vida que es toda ella santa y consagrada a tu Padre y a las almas. Sé nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención, nuestro Todo. Santifícanos en la verdad.

Espíritu Santo, amor entre el Padre y el Hijo, asiéntate cual llama de amor en el centro de nuestro corazón y conduce en todo tiempo, como ardientes brazas, nuestros pensamientos, nuestros actos y nuestros afectos hacia lo alto, hasta el seno del Padre. Que nuestra vida entera se haga una en el Gloria Patri, et Filio et Spiritui Sancto.

María, Madre de Cristo, Madre del Santo Amor, confórmanos según el corazón de tu Hijo.


sábado, 5 de noviembre de 2016

UN “SALMO” COMPUESTO POR NUESTROS POSTULANTES Y ASPIRANTES EN EL CURSO INTRODUCCIÓN A LA SALMODIA

¿Dónde estás, Señor,
Que no vemos tu rostro?
¿Qué no llega hasta nosotros,
la bondad de tu mirada?

La injusticia y la maldad
acampan alrededor nuestro;
la violencia y el ultraje
nos cercan por todos lados.

La ciudad fue destruida,
nuestras casas son escombros;
las familias, desplazadas,
han perdido su alegría.

Las risas de nuestros niños,
en llanto se han convertido,
y sus cantos infantiles
hoy son ayes y lamentos.

La tierra se llena de llanto y de sangre,
y los violentos golpean al indefenso.

¿Es que no lo ves, Señor?
Derrama tu justicia sobre nosotros,
Dios y Señor nuestro.

Yo sé, Señor, que tú eres justo y Salvador
y que nos mostrarás nuevamente tu rostro.

Recuerden que Él rasgó el Mar Rojo como un manto,
y doblegó la soberbia del Faraón.

De nuevo te levantarás, Señor;
cantaremos con gozo tu bondad,
y diremos eternamente:

“¡Nuestro Dios está en medio de nosotros”!

sábado, 29 de octubre de 2016

Coraje

Coraje de no ser más que agua cuando el otro es fuego. Sin buscar apagar el fuego, como el agua lo podría hacer. Sin temer que ese fuego venga a evaporarme: ¡no es para eso!...
Este desvelo por “el Otro esperado” aparece a lo largo de toda la Escritura. Se escribe en filigrana en la trama de cada una de nuestras vidas marcadas de encuentros y de esperas sucesivas. En la riqueza increíble de su creación, como en la misma diversidad de los hombres, Dios nos ha preparado bien para acoger las diferencias. Éstas se inscriben como un componente ineludible de todo amor.
Más aún cuando este amor se expresa y se vive a la imagen viva de Aquel del cual emana. Misterio insondable de este Dios uno y Trino, donde el Espíritu hace sin cesar la diferencia, entre el Padre y el Hijo primero, después –poco a poco– de uno al otro de entre nosotros…
Con Cristo se eleva este mundo nuevo anunciado por Isaac, en el que la diferencia no se impondrá más como generadora de guerra y de discordia…
Visión profética de un mundo donde el lobo y el cordero viven juntos… no se trata de un mundo indiferenciado: la serpiente sigue siendo serpiente, el niño de pecho se entretiene cerca del nido de la cobra sin buscar alojarse o desalojarse allí.
(De una homilía de Christian de Chergé)

martes, 25 de octubre de 2016

HOMILÍA DEL ABAD BENITO EN EL DOMINGO XXX C


El evangelio de este domingo nos trae la conocida parábola de la oración del fariseo y la del publicano.
¿En qué coinciden ambos? Los dos van al templo, los dos oran al Señor, los dos dicen la verdad en su oración. ¿El fariseo también? Sí. No era ladrón, ni injusto, ni adultero; ayunaba dos veces por semana y pagaba el diezmo rigurosamente. Y entonces ¿cuál es la diferencia entre los dos? ¿Por qué el publicano volvió a su casa purificado, perdonado, y el fariseo no?
La diferencia es enorme, abismal. Tenían distinta imagen de Dios y por lo mismo distinta imagen del hombre, distinta imagen de la salvación, distinta imagen de la vida.
¿Cuál es el dios del fariseo? Un dios del cual se puede prescindir, un dios lejano y que tiene poco que ver con la historia humana. Un dios al cual el hombre le puede contar los triunfos que con su propio esfuerzo conquistó.
¿Cuál es el Dios del publicano? Es el Dios de la misericordia, pronto al perdón, el Dios que sabe de qué barro fuimos hechos. El publicano se reconoce pecador; pero esto que lo humilla no lo desespera. Sabe que por su debilidad no puede salvarse, pero sobre todo sabe que el Dios de la misericordia sí pude y quiere salvarlo.
Respecto a todo esto, nuestro Padre San Benito nos dice a los monjes dos cosas importantes. “Cuando viere en sí algo bueno, atribúyalo a Dios, no a sí mismo; en cambio, sepa que el mal siempre lo ha hecho él, e impúteselo a sí mismo.” (4,42-43) Y en el Prólogo nos describe la actitud constante que tiene que tener el monje: “Y engrandecen al Señor que obra en ellos, diciendo con el Profeta: No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria.” (30)
Nosotros, como el publicano, somos pecadores, pero, como a él, Dios nos invita a recibir su perdón. Jesús nos invita a cambiar totalmente nuestra visión del pecado. El pecado no causa de desaliento sino fuente de esperanza y alegría. “Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión” (Lc 15,7) La Iglesia lo entiende así y por eso en la noche más santa del año, en la Vigilia Pascual se atreve a cantar: “Feliz el pecado de Adán que nos mereció un tan grande Salvador.”
San Benito, como dijimos antes, nos describe al monje en actitud contemplativa, no como el atleta que se agota con esfuerzos sobrehumanos, no como un artista que se deleitara tallando su propia estatua, sino como el que se dedica a contemplar agradecido la obra que con su cincel Dios va haciendo en nosotros. María, modelo del monje y del cristiano, cantó agradecida “Hizo en mí maravillas” (Lc 1,49).
La Iglesia, nuestra patria, nuestra diócesis de Tucumán, están viviendo tiempos difíciles, con situaciones de pecado que nos pueden llevar a perder toda esperanza. Hay que analizar a fondo todo esto y buscar sus causas y luchar por el remedio. Pero será una gran ayuda la afirmación de San Pablo. “Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia.”
Nuestro Padre San Benito nos invita a descubrir la acción de Dios en cada uno de nosotros y en nuestra comunidad, nos invita a felicitarlo a Dios, a darle gracias. “No a nosotros, Señor, no a nosotros da la gloria” El mirar esa obra de Dios en cada uno de nosotros, en nuestras comunidades, nos impulsará al arrepentimiento de nuestros pecados y a dejarnos moldear por Él, que es nuestro hábil alfarero. El clima de la vida del monje, de la vida del cristiano no tiene que ser de pesimismo y de miedo sino de esperanza y alegría,
Nuestra Madre, la Virgen María también nos invita a descubrir en nosotros la mirada misericordiosa de Dios, que ve nuestra pobreza, nuestra impotencia, pero que hace grandes cosas, maravillas en nuestras vidas.
Que la Virgen María, que es “Madre de la santa alegría” nos ayude a participar en el coro de los santos que con ella cantan la grandeza del Señor. 


sábado, 15 de octubre de 2016

CANONIZACIÓN DE SAN JOSÉ GABRIEL DEL ROSARIO BROCHERO, PRESBITERO

Este fragmento de una carta de Brochero enviada a su  amigo Juan Martín Yáñiz, obispo de Santiago del Estero, el 28 de octubre de 1913, nos pinta el retrato del Santo Cura:

“Recordarás que yo solía decir de mí mismo que iba a ser tan enérgico siempre, como el caballo chesche que se murió galopando; pero jamás tuve presente que Dios nuestro Señor es y era quien vivifica y mortifica, y a unos da las energías físicas y morales a otros las quita… Yo estoy ciego casi al remate, apenas distingo la luz del día y no puedo verme mis manos. A más estoy así sin tacto desde los codos hasta la punta de los dedos y desde las rodillas hasta los pies, y así otra persona tiene que vestirme o prenderme la ropa. La Misa la digo de memoria y es aquella de la Virgen cuyo Evangelio es: Extollens quadam mulier de turba [“Una mujer de la multitud exclamó, feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron…”].  Para partir la Hostia consagrada y para poner en medio del corporal la hijuela cuadrada, llamo al ayudante para que me indique que la forma la he tomado bien para que se parta por donde la he señalado y que la hijuela cuadrada esté en el centro del corporal para poderlo doblar. Me cuesta mucho hincarme y muchísimo más el levantarme… Ya vez el estado en que ha quedado el chesche, el enérgico y el brioso. Pero es un grandísimo favor el que me ha hecho Dios nuestro Señor en desocuparme por completo de la vida activa y dejarme con la pasiva, quiero decir, que Dios me da la ocupación de buscar mi fin y de orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del mundo…”

domingo, 9 de octubre de 2016

Vida Espiritual: El Señor discierne los pensamientos y sentimientos del corazón



El Señor conoce, sin duda alguna, todos los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón; en cuanto a nosotros, sólo podemos discernirlos en la medida en que el Señor nos lo concede. En efecto, el espíritu que está dentro del hombre no conoce todo lo que hay en el hombre, y en cuanto a sus pensamientos, voluntarios o no, no siempre juzga rectamente. Y, aunque los tiene ante los ojos de su mente, tiene la vista interior demasiado nublada para poder discernirlos con precisión.
Sucede, en efecto, muchas veces, que nuestro propio criterio u otra persona o el tentador nos hacen ver como bueno lo que Dios no juzga como tal. Hay algunas cosas que tienen una falsa apariencia de virtud, o también de vicio, que engañan a los ojos del corazón y vienen a ser como una impostura que embota la agudeza de la mente, hasta hacerle ver lo malo como bueno y viceversa; ello forma parte de nuestra miseria e ignorancia, muy lamentable y muy temible.
Está escrito: Hay caminos que parecen derechos, pero van a parar a la muerte. Para evitar este peligro, nos advierte san Juan: Examinad si los espíritus vienen de Dios. Pero, ¿quién será capaz de examinar si los espíritus vienen de Dios, si Dios no le da el discernimiento de espíritus, con el que pueda examinar con agudeza y rectitud sus pensamientos, afectos e intenciones? Este discernimiento es la madre de todas las virtudes, y a todos es necesario, ya sea para la dirección espiritual de los demás, ya sea para corregir y ordenar la propia vida.
La decisión en el obrar es recta cuando se rige por el beneplácito divino, la intención es buena cuando tiende a Dios sin doblez. De este modo, todo el cuerpo de nuestra vida y de cada una de nuestras acciones será luminoso, si nuestro ojo está sano. Y el ojo sano es ojo y está sano cuando ve con claridad lo que hay que hacer y cuando, con recta intención, hace con sencillez lo que no hay que hacer con doblez. La recta decisión es incompatible con el error; la buena intención excluye la ficción. En esto consiste el verdadero discernimiento: en la unión de la recta decisión y de la buena intención.
Todo, por consiguiente, debemos hacerlo guiados por la luz del discernimiento, pensando que obramos en Dios y ante su presencia.


De los tratados de Balduino de Cantorbery, obispo
(Tratado 6: PL 204, 466-467)