jueves, 2 de noviembre de 2017

Un fruto de la Pascua del P. Benito: Inicio del noviciado del Hno. Juan Pablo

Nota: El inicio del Noviciado del Hno. Juan Pablo estaba fijado el día 28 del mes pasado, la pascua del P. Benito hizo que los pospusiéramos para el 1 de noviembre. Ordenando el escritorio del Abad encontramos la homilía lista e impresa en dos ejemplares. El P. José prior del monasterio la leyó durante la celebración, aclarando "Benito te la está diciendo desde el cielo".

Querido Hno. Juan Pablo, San Benito le dice al abad que debe alegrarse con el crecimiento del buen rebaño, 2,32. Y esta alegría del abad, sin duda, tiene que alegrar at toda la comunidad. Hoy nos traes esta alegría.
Hasta hace un tiempo el que fijaba la fecha del inicio del noviciado era el abad; aquí los tres últimos candidatos han preferido esperar y hacer un discernimiento profundo. En tu caso la espera que dispusiste fue bastante larga. Te lo agrademos porque nos diste la oportunidad de un acompañamiento comunitario con la oración y con una sincera aceptación de todos. Tu proceso de apertura a la comunidad fue creciendo y con ello fue creciendo tu alegría. En ese acompañamiento contínuo te hemos podido ayudar en el descubrimiento del actuar de Dios en ti y hemos podido unirnos contigo al canto de las maravillas del Señor que hizo  en  la Virgen María (Cfr. P 30)
Te hago una breve alusión a dos textos de la Sagrada Escritura que quieres sean luz y fuerza de tu vida. El primero es el versículo 7 del salmo 2: “Voy a proclamar el decreto del Señor, me ha dicho: Yo mismo te he engendrado hoy.”  Con este decreto tendrás que presentarte siempre ante el Padre que te hizo su hijo. Ni vos ni nadie podrán poner en duda ese decreto y todas sus consecuencias.
El segundo texto es del 1 Reyes, 1 al 14. Evidentemente no te tocó vivir esos extremos de persecución y desesperación que le tocaron a Elías; pero los avatares de tu vida te pusieron en sendas parecidas. Elías después de la matanza de los 400 sacerdotes de Baal recibe la sentencia de muerte de Jezabel y huye despavorido al  desierto. Allí encuentra sed y hambre que lo llevan al borde de la muerte. Dios lo despierta y le ofrece un potente alimento que le da fuerzas para continuar el camino. Elías a los tumbos y en el desconcierto avanza sin sospechar lo que encontrará: Se  producirá un encuentro místico con el Señor.

No tengas miedo, no desesperes. Llegarás te dice San Benito.

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