miércoles, 19 de agosto de 2020

La contemplación-seguimiento de la “espalda de Dios” (posteriora Dei): meditación en la humanidad de Cristo (II)


             

I. San Gregorio de Nisa: Caminar detrás del Señor

“249. Quien ha avanzado hasta este punto y ha estado protegido por la mano de Dios, como ha puesto de relieve el relato (la mano quizás sea la fuerza de Dios, creadora de los seres, el Unigénito de Dios por medio del cual han sido hechas todas las cosas (Jn 1,3), el cual también es lugar para quienes corren; es, según su propia expresión (Cf. Jn 14, 6; 1 Tm 4,7), camino de los que corren, y es también roca para los que están firmes, y casa para aquellos que han alcanzado el reposo), ése se sentirá llamar, y verá la espalda del que llama, esto es: Marchará detrás del Señor Dios (Dt 13,5), conforme prescribe la Ley[1]
251. También, el Señor que, al convertirse en plenitud de la propia Ley, recibía la riqueza de Moisés, se dirige en forma parecida a los discípulos, y desvela claramente las cosas que habían sido dichas en figuras, cuando dice: si alguien quiere venir detrás de mí (Lc 9,23). No dijo: ‘Si alguno quiere ir delante de Mí’. Y dirige la misma invitación a quien le suplicaba por la vida eterna: Ven y sígueme (Lc 18,22). Ahora bien, quien sigue ve la espalda.
252. Por consiguiente, Moisés, que tiene ansias de ver a Dios, recibe la enseñanza de cómo es posible ver a Dios: seguir a Dios a donde quiera que Él conduzca, eso es ver a Dios. Su paso indica que guía a quien lo sigue. Para quien ignora el camino, no es posible recorrerlo con seguridad más que siguiendo detrás a quien guía. Por esta razón quien guía, yendo delante, muestra el camino a quién le sigue, y quien sigue no se apartará del buen camino si mira continuamente a la espalda de quien conduce”[2].


[1] Camino y término. Camino porque es la meta. Dios-Logos-Cristo. Seguimiento de Dios=seguimiento de Cristo. Cf. Sobre la vocación cristiana 9-20.
[2] Gregorio de Nisa, Sobre la vida de Moisés, (Biblioteca de Patrística 23), Ciudad Nueva, Madrid, 1993, pp, 211-212. Seguimiento de Cristo. Dejarse conducir por él = abandono en la voluntad divina.

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