DULCE JESÚS, AURORA Y CONSUELO
K. 10. Queriendo salvar el mundo, oh Sol que surges, has tomado un cuerpo como el
nuestro y te has humillado hasta la muerte[1]. Por esto tu Nombre ha sido exaltado
sobre todo nombre y de todos los seres de la tierra y del cielo sientes cantar[2]:
Aleluya.
I.10. ¡Dios eterno, Consolador! Cristo verdadero: purifícanos de toda mancha,
como has purificado a los diez leprosos y cúranos como has curado a Zaqueo, el
publicano, de modo que arrepentidos te cantemos[3]:
Jesús, tesoro incorruptible[4].
Jesús, riqueza inexorable[5].
Jesús, alimento de los fuertes[6].
Jesús, fuente inextinguible[7].
Jesús, vestido[8] de los
pobres.
Jesús, abogado[9] de las
viudas.
Jesús, defensor[10] de los
huérfanos.
Jesús, ayuda de los trabajadores[11].
Jesús, guía de los peregrinos[12].
Jesús, piloto de los navegadores[13].
Jesús, consuelo de los
angustiados.
Jesús, levántame de mi culpa[14].
Jesús, Hijo de Dios, ten piedad
de mí.
Lucas 17, 11-19; 19, 1-10.
Lucas 17, 11 Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pesaba a través de
Samaría y Galilea. 12 Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez
leprosos, que se detuvieron a distancia 13 y empezaron a gritarle: «¡Jesús,
Maestro, ten compasión de nosotros!». 14 Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a
presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados. 15 Uno de
ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
16 y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias.
Era un samaritano. 17 Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados
los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? 18 ¿Ninguno volvió a dar gracias a
Dios, sino este extranjero?». 19 Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado».
Lucas 19, 1 Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad. 2 Allí vivía un
hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. 3 El quería
ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja
estatura. 4 Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque
iba a pasar por allí, 5 Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le
dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». 6 Zaqueo
bajó rápidamente y lo recibió con alegría. 7 Al ver esto, todos murmuraban,
diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador». 8 Pero Zaqueo dijo
resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres,
y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más». 9 Y Jesús le dijo:
«Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un
hijo de Abraham, 10 porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que
estaba perdido».
- Oración completa de glorificación de Dios, acción de gracias, petición de perdón y súplica implorando los magníficos bienes celestiales.
- Relación personal del orante con el Señor. Jesús: Consolador, que limpia (purificación de los diez leprosos - salvación del samaritano) y cura (conversión del avaro Zaqueo) al orante. Leprosos y Zaqueo son marginados, excluidos. Jesús es todo lo deseable por el orante, pero todo ofrecido y recibido como don: tesoro, riqueza, alimento, fuente, vestido del pobre, defensor de la viuda, protector del huérfano, ayuda del que sufre, guía del peregrino, estrella del navegante, paz del impetuoso. Súplica hecha con compunción.
- Misterio de Jesucristo, Nombre exaltado sobre todo nombre por todos los seres en el cielo y en la tierra: Encarnación, “tomado un cuerpo como el nuestro” y Pascua, “humillado hasta la muerte”. Jesús: Sol que surges (Aurora del Oriente, Rey eterno), que ha venido al “oscuro occidente”, vence el primer obstáculo que es nuestra naturaleza herida (“enviado para enfrentar las depravaciones”), y con su Pascua, el segundo obstáculo el pecado y la muerte.
- Iconos narrativos de la curación de los diez leprosos-la salvación del samaritano (Lc 17, 11-19) y de la conversión-salvación de Zaqueo (Lc 19, 1-10). Coinciden el pedido del orante con el deseo de Jesús (“Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros” – “vayan a presentarse a los sacerdotes”, “El quería ver quién era Jesús” – “Jesús miró hacia arriba y le dijo…”). La compunción y la alegría, el arrepentimiento y la acción de gracias, anticipando la estrofa siguiente.
- Textos bíblicos: Lucas 1, 68-79; 2, 29-32.
[1] Queriendo salvar al
mundo, Oh Aurora del Oriente, viniste del (sic) oscuro occidente de nuestra
naturaleza y Te humillaste hasta la muerte (A).
[2] Es el más glorificado de todos los nombres y de todos los seres celestiales y terrenales, y
escuchas (A), Por eso, Tu Nombre
es exaltado sobre todo nombre y de todos los seres creados en el Cielo y en la
Tierra escuchas (B).
[3] Rey eterno, Consuelo,
Cristo verdadero, enviado para enfrentar las depravaciones, así como limpiaste
a los diez leprosos, cúranos como curaste el alma avara de Zaqueo, el
publicano. Temerosamente, Te imploramos y Te llamamos (A), Haz a Tus santos
Ángeles, nuestro refugio, oh Cristo, Tú Padre del siglo venidero, y límpianos
de toda mancha, como limpiaste a los diez leprosos, y sánanos, como sanaste el
alma llena de avaricia de Zaqueo el publicano, que podamos clamar a Ti con
compunción y decir (B).
[4] Infalible (B).
[5] Inagotable (A),
inderrochable (B).
[6] Nutriente robusto (A),
Alimento sustancial (B).
[7] Inconmensurable (A),
Bebida inagotable (B).
[8] Vestimenta (A).
[9] Defensor (A).
[10] Protector (A).
[11] De los que sufren (A),
Consuelo de los apenados (B).
[12] Compañero de los viajeros
(B).
[13] Estrella del navegante
(A). Se agrega: Jesús, Paz de los impetuosos (A), Puerto tranquilo de los atormentados (B).
[14] Dios, levántanos de
nuestras caídas (A).
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