sábado, 29 de diciembre de 2018

LA PALABRA Y EL PESEBRE



Lectura de la carta a los Hebreos     1, 1-6

Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.
El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo. Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia.
¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy? ¿Y de qué ángel dijo: Yo seré un padre para él y él será para mí un hijo?
Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios nos dice: Que todos los ángeles de Dios lo adoren.

Palabra de Dios.

+ Principio del santo Evangelio según san Juan     1, 1-18

Al principio existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la percibieron.

Apareció un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan.
Vino como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz,
sino el testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera
que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos,
y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.

Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de Él, al declarar:
«Este es aquel del que yo dije:
El que viene después de mí
me ha precedido,
porque existía antes que yo.»

De su plenitud, todos nosotros hemos participado
y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios;
el que lo ha revelado es el Dios Hijo único,
que está en el seno del Padre.

Palabra del Señor.

lunes, 17 de diciembre de 2018

HORARIOS NAVIDAD - AÑO NUEVO


Lunes 24 de diciembre

5,20 h. Vigilias.

7,30 h. Misa con Laudes.

12,00 h. Sexta.

18,00 h. Primeras vísperas de la Natividad del Señor.

19,00 h. Oficio de Lecturas de la Natividad del Señor.

22,00 h. Misa de la Nochebuena.



Martes 25 de diciembre

8,20 h. Laudes.

10,00 h. Misa del día de la Natividad del Señor.

12,00 h. Sexta.

19,00 h. Segundas Vísperas de la Natividad del Señor (sin adoración).

 

Lunes 31 de diciembre

5,20 h. Vigilias.

7,30 h. Misa con Laudes.

12,00 h. Sexta.

18,00 h. Primeras Vísperas de la Octava de la Natividad del Señor.

19,00 h. Misa Vespertina.

23,00 h. Oficio de Lecturas de la Madre de Dios.



Lunes 1 de enero

8,20 h. Laudes.

10,00. Misa de la Madre de Dios.

12,00 h. Sexta.

19,00 h. Segundas vísperas de la Madre de Dios (sin adoración).

domingo, 9 de diciembre de 2018

12 de diciembre: Profesión temporal del Hno. Juan Pablo Cruz

El 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América, en la misa de las 18,40 hs. el hermano Juan Pablo Cruz hará su profesión temporal en nuestro monasterio de Cristo Rey, El Siambón. Ha elegido como lema bíblico: “Voy a proclamar el decreto del Señor: Él me ha dicho: ‘Tu eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy’…”(Sal 2, 7) y como lema de la Regla: “Ciñamos, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus caminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su reino a Aquel que nos llamó” (Prólogo 21). Nos encomendamos a sus oraciones.

sábado, 8 de diciembre de 2018

ACATISTOS AL DULCISIMO JESUS (X)

DULCE JESÚS, AURORA Y CONSUELO




K. 10. Queriendo salvar el mundo, oh Sol que surges, has tomado un cuerpo como el nuestro y te has humillado hasta la muerte[1]. Por esto tu Nombre ha sido exaltado sobre todo nombre y de todos los seres de la tierra y del cielo sientes cantar[2]: Aleluya.

I.10. ¡Dios eterno, Consolador! Cristo verdadero: purifícanos de toda mancha, como has purificado a los diez leprosos y cúranos como has curado a Zaqueo, el publicano, de modo que arrepentidos te cantemos[3]:






Jesús, tesoro incorruptible[4].

Jesús, riqueza inexorable[5].

Jesús, alimento de los fuertes[6].

Jesús, fuente inextinguible[7].

Jesús, vestido[8] de los pobres.

Jesús, abogado[9] de las viudas.

Jesús, defensor[10] de los huérfanos.

Jesús, ayuda de los trabajadores[11].

Jesús, guía de los peregrinos[12].

Jesús, piloto de los navegadores[13].

Jesús, consuelo de los angustiados.

Jesús, levántame de mi culpa[14].

Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí.

Lucas 17, 11-19; 19, 1-10.
Lucas 17, 11 Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pesaba a través de Samaría y Galilea. 12 Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia 13 y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». 14 Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados. 15 Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta 16 y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. 17 Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? 18 ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?». 19 Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado».
Lucas 19, 1 Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad. 2 Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. 3 El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. 4 Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí, 5 Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». 6 Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. 7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador». 8 Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más». 9 Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abraham, 10 porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

  1. Oración completa de glorificación de Dios, acción de gracias, petición de perdón y súplica implorando los magníficos bienes celestiales.
  2. Relación personal del orante con el Señor. Jesús: Consolador, que limpia (purificación de los diez leprosos - salvación del samaritano) y cura (conversión del avaro Zaqueo) al orante. Leprosos y Zaqueo son marginados, excluidos. Jesús es todo lo deseable por el orante, pero todo ofrecido y recibido como don: tesoro, riqueza, alimento, fuente, vestido del pobre, defensor de la viuda, protector del huérfano, ayuda del que sufre, guía del peregrino, estrella del navegante, paz del impetuoso. Súplica hecha con compunción.
  3. Misterio de Jesucristo, Nombre exaltado sobre todo nombre por todos los seres en el cielo y en la tierra: Encarnación, “tomado un cuerpo como el nuestro” y Pascua, “humillado hasta la muerte”. Jesús: Sol que surges (Aurora del Oriente, Rey eterno), que ha venido al “oscuro occidente”, vence el primer obstáculo que es nuestra naturaleza herida (“enviado para enfrentar las depravaciones”), y con su Pascua, el segundo obstáculo el pecado y la muerte.
  4. Iconos narrativos de la curación de los diez leprosos-la salvación del samaritano (Lc 17, 11-19) y de la conversión-salvación de Zaqueo (Lc 19, 1-10). Coinciden el pedido del orante con el deseo de Jesús (“Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros” – “vayan a presentarse a los sacerdotes”, “El quería ver quién era Jesús” – “Jesús miró hacia arriba y le dijo…”). La compunción y la alegría, el arrepentimiento y la acción de gracias, anticipando la estrofa siguiente.
  5. Textos bíblicos: Lucas 1, 68-79; 2, 29-32.

[1] Queriendo salvar al mundo, Oh Aurora del Oriente, viniste del (sic) oscuro occidente de nuestra naturaleza y Te humillaste hasta la muerte (A).
[2] Es el más glorificado de todos los nombres y de todos los seres celestiales y terrenales, y escuchas (A), Por eso, Tu Nombre es exaltado sobre todo nombre y de todos los seres creados en el Cielo y en la Tierra escuchas (B).
[3] Rey eterno, Consuelo, Cristo verdadero, enviado para enfrentar las depravaciones, así como limpiaste a los diez leprosos, cúranos como curaste el alma avara de Zaqueo, el publicano. Temerosamente, Te imploramos y Te llamamos (A), Haz a Tus santos Ángeles, nuestro refugio, oh Cristo, Tú Padre del siglo venidero, y límpianos de toda mancha, como limpiaste a los diez leprosos, y sánanos, como sanaste el alma llena de avaricia de Zaqueo el publicano, que podamos clamar a Ti con compunción y decir (B).
[4] Infalible (B).
[5] Inagotable (A), inderrochable (B).
[6] Nutriente robusto (A), Alimento sustancial (B).
[7] Inconmensurable (A), Bebida inagotable (B).
[8] Vestimenta (A).
[9] Defensor (A).
[10] Protector (A).
[11] De los que sufren (A), Consuelo de los apenados (B).
[12] Compañero de los viajeros (B).
[13] Estrella del navegante (A). Se agrega: Jesús, Paz de los impetuosos (A), Puerto tranquilo de los atormentados (B).
[14] Dios, levántanos de nuestras caídas (A).