PARA VER
PARA PENSAR
“Toda labor educativa es también una tarea
de dirección de personas... Educar, según la etimología latina, significa
educere, 'sacar de'. El educador saca al niño de su condición de inmadurez y de
inconsciencia y le conduce hacia la imagen única y singularísima que Dios se ha
formado precisamente de ese niño. En efecto, en alemán el término que significa 'formación' (Bildung) deriva de Bild, que quiere decir 'imagen'. Esto sugiere
que cada uno va descubriendo su imagen personal original e inconfundible. El
educador tiene la tarea de estimular los niños y a los adolescentes en su
proceso de formación, de hacerles 'salir
fuera', de que su proceso de crecimiento y maduración no se estanque ni se
oriente hacia una dirección equivocada,
y de hacer que brote en ellos la vida que Dios les ha destinado. San Benito
pide al mayordomo que se preocupe con todo desvelo de los niños, que los cuide
con solicitud, que atienda con esmero lo que ellos necesitan realmente y a lo
que les conviene. Sólo podrán así los niños ir creciendo y madurando hasta
adquirir la forma que esté en consonancia con su imagen más íntima... Todo el
que educa a niños y adolescentes tiene en último término una tarea de
dirección. Su labor de dirigir consistirá esencialmente en suscitar vida en los
niños y en comunicarles el gusto de ir desarrollándose hasta formar la
singularísima imagen que Dios mismo depositó en ellos... Es responsable ante Dios
y tendrá que darle cuenta de la manera como ha tratado a las personas, de si ha
estado al servicio de ellas y ha suscitado vida en ellas, o de si las ha
contristado y paralizado y las ha empujado finalmente a la muerte»
P. Anselm Grün, osb.
Orientar personas, despertar vida, pp. 76-78.79.
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