PARA PENSAR:
“El pensamiento monástico no hace distinción
entre tiempo contemplativo y tiempo laboral, por entender que esta dicotomía
es reductora y falsa. Una cosa es
gracias a la otra. Lo mismo que la oración tiene una funcionalidad en el orden
temporal porque contribuye a «santificar»
el tiempo, el trabajo contribuye a ordenar y «sanar»
el espacio, no porque el espacio sea una realidad malsana en sí misma, sino por
su condición de exterioridad…nos
descubre una dimensión del ser humano, aquella que esta relacionada con la realidad
espacio-temporal
del hombre. Si la
relación tiempo-oración es la señal
de la interioridad del hombre, la relación espacio-trabajo
es la señal de lo que el ser humano tiene de exterioridad”[1].
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