sábado, 12 de enero de 2019

ACATISTOS AL DULCISIMO JESUS (XII)

DULCE JESÚS, GRACIA Y MORADA


K. 12. Dadme la gracia, Jesús, tú que perdonas toda deuda[1]. Acógeme, arrepentido, como has acogido a Pedro que te había negado. Llámame, a mí pecador[2], como has llamado a Pablo que te perseguía, Y escúchame, que te canto[3]: Aleluya.

I.12. Celebrando tu Encarnación, todos nosotros te alabamos[4]. Con Tomás, te confesamos[5] Dios y Señor, que sentado a la diestra del Padre vendrás a juzgar a vivos y a muertos. Otórgame un lugar a tu derecha a mí que te canto[6]:

Jesús, fuego de amor, enciéndeme[7].

Jesús, morada eterna, refúgiame[8].

Jesús, manto de luz, revísteme de tu belleza[9].

Jesús, perla de gran precio, brilla sobre mí[10].

Jesús, sol que surge, ilumíname[11].

Jesús, luz santa, esclaréceme[12].

Jesús, de toda enfermedad, presérvame[13].

Jesús, arráncame de la mano del adversario[14].

Jesús, libérame de la pena eterna[15].

Juan 21, 15-19; 20, 24-29.
Juan 21, 15 Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos». 16 Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». El le respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas». 17 Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. 18 Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras». 19 De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme». Cf. Mateo 16, 13-20.
Juan 20, 24 Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. 25 Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré». 26 Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». 27 Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». 28 Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!. 29 Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».

  1. Oración completa de glorificación de Dios, acción de gracias, petición de perdón y súplica implorando los magníficos bienes celestiales.
  2. Relación personal del orante con el Señor. Jesús misericordioso que perdona toda deuda: traición (negación), persecución, duda, incomprensión (ambición), y da abundantemente su gracia. Súplica: perdóname la deuda como a la prostituta que te amó, recíbeme como a Pedro que te negó, llámame como a Pablo que te persiguió. Títulos de Jesús algunos referidos a la iluminación: sol que surge, luz santa, perla de gran precio (Cf. Mt 13, 45-46), y otro, refugio (cobijo): morada eterna, y otros asocian ambos: fuego de amor, manto de luz. Algunas versiones se refieren a Jesús como “flor aromática (de dulce aroma), todo perfuma”, y suplican: “hazme fragante”.
  3. Misterio de Jesucristo: Alabanza de la Encarnación en oposición a la duda sobre la Resurrección. A Jesús que está sentado en la Gloria a la derecha del Padre (Ascensión, Rey eterno, Rey de paz) y vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos (Parusía, Juez) le pide un lugar a su derecha, contrapuesto a la incomprensión y ambición egoísta (“queremos-podemos” de Santiago y Juan).
  4. A) Icono narrativo del diálogo de Jesús con Pedro (Jn 21, 15-19; Cf. Mateo 16, 13-20)), confesión de amor y segundo llamado. B) Icono narrativo del diálogo de Jesús con Tomás (Jn 20, 24-29) considerando en esta ocasión la confesión y bienaventuranza de la fe.
  5. Textos bíblicos: Lucas 7, 36-50; Marcos 10, 35-41 (Cf. Mateo 20, 20-24).

[1] Tú que absuelves todos los pecados (A).
[2] Que estoy abatido (B).
[3] Llámanos del letargo así como en un tiempo llamaste a Pablo que te perseguía. Escucha nuestra voz mientras Te invocamos (A), préstame atención cuando clamo a Ti (B).
[4] Cantando himnos a Tu Encarnación todos te glorificamos (A).
[5] Creemos que Tú eres (A).
[6] Haznos dignos de estar a tu derecha mientras Te invocamos diciendo (A). Se agrega: Jesús, Rey eterno, ten piedad de nosotros. Jesús, Flor aromática, todo perfuma(A), Rey de la paz, concédeme Tu paz. Flor de dulce aroma, hazme fragante (B).
[7] Rescoldo amado, caliéntanos (A), Cordialidad deseada, reconfórtame (B).
[8] Templo eterno, repáranos (A), abrígame (B).
[9] Hábito luminoso, adórnanos (A), Vestidura resplandeciente, adórname (B).
[10] Perla genuina, haznos resplandecer (A), de gran precio, enriquéceme (B). Se agrega: Jesús, Piedra preciosa, haznos brillar (A), ilumíname (B).
[11] Sol de justicia, ilumínanos (A), brilla sobre mí (B).
[12] Hazme radiante (B).
[13] Protégenos de los males del alma y del cuerpo (A), líbrame de la debilidad del alma y del cuerpo (B).
[14] Rescátanos de las garras del enemigo (A), rescátame (B).
[15] Libéranos del fuego inextinguible y de los otros tormentos eternos (A), sálvame de los tormentos eternos (B). Se agrega: Jesús, Hijo de Dios: ten piedad de nosotros (A), Ten piedad de mi (B).

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