¡Oh
Jesús! Manso y Humilde de Corazón, escúchame:
del
deseo de ser reconocido, líbrame Señor.
del
deseo de ser estimado, líbrame Señor.
del
deseo de ser amado, líbrame Señor.
del
deseo de ser ensalzado, líbrame Señor.
del
deseo de ser alabado, líbrame Señor.
del
deseo de ser preferido, líbrame Señor.
del
deseo de ser consultado, líbrame Señor.
del
deseo de ser aprobado, líbrame Señor.
del
deseo de quedar bien, líbrame Señor.
del
deseo de recibir honores, líbrame Señor.
del
temor de ser criticado, líbrame Señor.
del
temor de ser juzgado, líbrame Señor.
del
temor de ser atacado, líbrame Señor.
del
temor de ser humillado, líbrame Señor.
del
temor de ser despreciado, líbrame Señor.
del
temor de ser señalado, líbrame Señor.
del
temor de perder la fama, líbrame Señor.
del
temor de ser reprendido, líbrame Señor.
del
temor de ser calumniado, líbrame Señor.
del
temor de ser olvidado, líbrame Señor.
del
temor de ser ridiculizado, líbrame Señor.
del
temor de la injusticia, líbrame Señor.
del
temor de ser sospechado, líbrame Señor.
Jesús,
concédeme la gracia de desear:
-que
los demás sean más amados que yo,
-que
los demás sean más estimados que yo,
-que
en la opinión del mundo,
otros
sean engrandecidos y yo humillado,
-que
los demás sean preferidos
y
yo abandonado,
-que
los demás sean alabados
y
yo menospreciado,
-que
los demás sean elegidos
en
vez de mí en todo,
-que
los demás sean más santos que yo,
siendo
que yo me santifique debidamente.
De
ser desconocido y pobre, Señor, me alegraré.
De
estar desprovisto de perfecciones naturales de cuerpo
y
de espíritu, Señor, me alegraré.
De
que no se piense en mi, Señor, me alegraré.
De
que se me ocupe en los empleos más bajos, Señor, me alegraré.
De
que ni se dignen usarme, Señor, me alegraré.
De
que no se me pida mi opinión, Señor me alegraré.
De
que se me deje en el último lugar, Señor me alegraré.
De
que no me hagan cumplidos, Señor, me alegraré.
De
que me reprueben a tiempo y a destiempo, Señor, me alegraré.
Bienaventurados
los que son perseguidos
por
causa de la justicia
porque
suyo es el Reino de los cielos.
Oración:
Dios
mío, no soy más que polvo y ceniza. Reprime los movimientos de orgullo que se
elevan en mi alma. Enséñame a despreciarme a mí mismo, Vos que resistís a los
soberbios y que dais vuestra gracia a los humildes. Por Jesús, manso y humilde
de Corazón. Amén.
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