lunes, 7 de agosto de 2017

INICIO DEL NOVICIADO DEL P. JAVER MARGHEIM EL DOMINGO DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (Fotos y homilia del Abad Benito)



Querido P. Javier, hace un tiempo elegiste tres textos bíblicos que orientan tu vocación y tu vida monástica, los tres “vocacionales” Gen. 12, 1-2 ; salmo 139 y Jn 1,35-39.

El texto del Génesis, la vocación de Abraham. Un texto desafiante y esperanzador. Desafiante:”Sal de tu tierra”; hay un desgarrón. Desafiante: “A la tierra que te mostraré”; un desafío a aceptar el misterio;  el monasterio, la comunidad monástica, es algo concreto y palpable, y a la vez es algo misterioso, fascinante, preñado de esperanzas.

“Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré”. En tu vida de párroco, en el clero diocesano esto era más fácil de contabilizar; en la vida monástica será un desafío a descubrir la fecundidad y las bendiciones porque menos aparentes, y muchas quedarán para descubrirlas en la parusía. Tendrás que descubrir en ti el “operantem in se Dominum” del Prólogo de  la RB, el trabajo que irá haciendo en ti y en la comunidad el Espíritu Santo   y tendrás que descubrir y alegrarte por el “crecimiento del buen rebaño” del Capítulo dos.


Vamos ahora al texto del Evangelio de Juan. Andrés y el otro discípulo, cuyo nombre no sabemos, ya estaban en un discipulado con Juan el Bautista y hay un nuevo llamado. Sin pretender establecer diferencias y preeminencias, que descarta en forma contundente la Lumen Gentium, vos ya estabas en un discipulado en el clero diocesano y un Juan el Bautista, vos sabrás quien es, te dijo: “Ahí está el Cordero de Dios”. Vos también le preguntaste a Jesús “¿dónde vives?” Y Él te respondió: “Ven y verás” Y como los dos discípulos del Bautista viniste y estás con Jesús. Este estar con Jesús en tu noviciado hará más fecundo tu bautismo y tu sacerdocio y te confirmará la elección. 

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