Fuentes de inspiración espiritual
no faltan en nuestro caminar
y mientras vamos aceptando esa maraña del vivir cotidiano
y las realidades llenas de novedades
nos van saliendo al paso,
inesperadas tantas veces, tristes unas, llenas de gozo otras,
el alma sigue su sendero.
Se aferra a ese todo que no es todo
porque el Todo, Todo está del otro lado y en la Vida
cuando ella se manifieste esplendorosa
y fuerte como Fuego.
Como ese Fuego de la zarza ardiendo en ese monte
donde Moisés llegaba asombrados sus ojos cuando viera.
Allí estaba Dios llamando irresistible voz, sólo divina.
Llama que quiso envolver la humanidad de un hombre humilde.
Experiencia fuerte de un alma sin dobleces,
simple y transparente,
como ocurre con los elegidos,
para conducir al Pueblo hacia la Tierra.
Allí manaba la dulzura del Amor más rico
y con sabor a cielo.
Un Pueblo que camina llevado con amores en Nube y Fuego:
Padre Bueno. La salvación es Regalo y lleva hacia la Patria.
Jesús, el gran Moisés de nuevos tiempos, nacido en un Pesebre
sin alardes, pobre, en sus ojitos tiernos la sonrisa.
María, Madre amada lo recibe y lo da, lo da de mil amores.
Jesús desde su cuna trajo el Fuego queriendo matar los egoísmos
cambiando el derrotero de la vida. Gracias,
Jesús,
gracias,
mi Vida.
+ R. P. Aldo Alvarez Lizana, osb.
Monje de Sta. María de Los Toldos.
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