Los integrantes del Grupo "Veritas" de Tucumán, acompañados
por los dominicios Fray Javier, Fray Nicolás y Fray Ariel, visitaron nuestro
monasterio la tarde del domingo 16 de agosto y con ellos leímos, meditamos y
dialogamos sobre el ENCUENTRO DE JESÚS CON EL JOVEN RICO, y como este encuentro
fue central en la vida y vocación de san Antonio del Desierto.
I. JOVEN RICO: Evangelio según san Mateo
19,
16 En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para
conseguir vida eterna?» 17 El le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo
bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos.» 18 «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: «No matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, 19 honra a tu
padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.». 20 Dícele el
joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?» 21 Jesús le dijo: «Si
quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y
tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme.» 22 Al oír estas
palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. 23
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente
entrará en el Reino de los Cielos. 24 Os lo repito, es más fácil que un camello
entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los
Cielos.» 25 Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces,
¿quién se podrá salvar?» 26 Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los
hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible.»
II. JOVEN RICO: San Atanasio de Alejandría, Vida de san
Antonio
2. 1 Después de la muerte de sus padres quedó solo con su única
hermana, mucho más joven. Tenía entonces unos dieciocho a veinte años, y tomó
cuidado de la casa y de su hermana. 2 Menos de seis meses después de la muerte
de sus padres, iba, como de costumbre, de camino hacia la iglesia. Mientras
caminaba, iba meditando y reflexionaba cómo los apóstoles dejaron todo y
siguieron al Salvador (Mt 4, 20; 19, 27); cómo, según se refiere en los Hechos
(4, 35-37), la gente vendía lo que tenía y lo ponía a los pies de los apóstoles
para su distribución entre los necesitados; y qué grande es la esperanza
prometida en los cielos a los que obran así (Ef 1, 18; Col 1, 5). 3 Pensando
estas cosas, entró a la iglesia. Sucedió que en ese momento se estaba leyendo
el evangelio, y escuchó el pasaje en que el Señor dice al joven rico: “Si
quieres ser perfecto, vende lo que tienes y dáselo a los pobres; luego ven,
sígueme, y tendrás un tesoro en el cielo” (Mt 19, 21). 4 Como si Dios le hubiera
puesto el recuerdo de los santos y como si la lectura hubiera sido dirigida
especialmente a él, Antonio salió inmediatamente de la iglesia y dio la
propiedad que tenía de sus antepasados: unas 80 hectáreas, tierra muy fértil y
muy hermosa. No quiso que ni él ni su hermana tuvieran ya nada que ver con
ella. 5 Vendió todo lo demás, los bienes muebles que poseía, y entregó a los
pobres la considerable suma recibida, dejando sólo un poco para su hermana. 3. 1 Pero de
nuevo, otra vez que entró en la iglesia, escuchó aquella palabra del Señor en
el evangelio: “No se preocupen del mañana” (Mt 6, 34). No pudo soportar mayor
espera, sino que fue y distribuyó a los pobres también esto último…
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