Cristo en los santos cuarenta días ha salido del mundo por el
mundo, se ha apartado de los discípulos por los discípulos… El monaquismo
consiste en salir con Cristo del mundo por el mundo, en apartarse con Cristo de
los hombres por los hombres. El monje no sale del mundo, si bien así le puede
parecer, sino que en verdad y en realidad hace salir al mundo junto a él para
presentarlo a Dios. Él no se aísla de las personas como piensa sino que se
aparta para poder atraer a las personas hacia Dios… El monje, en su éxodo del
mundo, en su apartarse respecto a los hombres, no puede percibir ni creer este
salir junto al mundo o este ofrecer a los hombres a Dios, porque está
concentrado sobre sí mismo, inclinado sobre sí, trabajando en el desarraigarse
a sí mismo fuera del mundo. Pero si el monje logra realizar un verdadero éxodo
del mundo, esto significará un elevarse por encima del mundo. Este trascender
significa que él habrá adquirido la fuerza necesaria para atraer al mundo
detrás de sí y ofrecerlo a Dios… Por esto, el monje que ha logrado su éxodo, es
considerado poseedor de una estatura espiritual de altísimo valor humano y
eclesial a causa de la rareza de aquellos que se han hecho dignos de esto… Sin
embargo, esta energía, en esto que concierne a la diakonía de los otros y del mundo circundante, permanece
en un estado de latencia. Es, en efecto, en el corazón del monje que ésta está
obrando y solo en la esfera de su vida interior. Y es por este motivo que el
monje puede aparecer como una persona egoísta que no se interesa por el otro
sino por su salvación personal. Pero de improviso, cuando el monje alcanza, por
medio de la gracia de Cristo, el estado de total conciencia de la plenitud de
la estatura que le ha sido dada luego de su salida del mundo, empieza a desbordar,
derramando sobre los otros cuanto le es dado de la plenitud de tal estatura
espiritual infinita en Cristo. Sin embargo, incluso allí donde el monje maduro
y perfecto en su éxodo y en su aislamiento, ha alcanzado tal estado y obtenido la plenitud de la estatura de Cristo
mediante esta experiencia única… a tal monje no le es pedido nada más que su
permanecer en un estado de potencia para dar y sacrificarse sin moverse de su
lugar. La invitación a la acción no necesita, en efecto, de un trasladarse al
mundo o de un descender en medio de los hombres. El monje, si es bien
consciente de su plenitud en Cristo, es capaz de atraer al mundo a sí y de
elevar a los hombres al plano al cual ha llegado sin moverse un solo paso del
lugar de su soledad.
La experiencia de Dios en la vida del
monje, Texto tomado de: http://theoesis.blogspot.com.ar/
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