RITOS INICIALES
Petición.
Terminado el
Evangelio, el abad se sienta en la sede de tal forma que la asamblea pueda
seguir perfectamente la acción litúrgica. Todos se sientan. El que va a
profesar, invitado por el maestro de novicios (p. Prior José desde su sitial),
se pone delante del abad y permanece de pie.
Si el profesando
permanece de pie, el maestro de novicios lo llama por su nombre, diciendo:
Acércate,
hermano Gabriel Alejandro Grabarnik.
El profesando
responde:
Aquí estoy, Señor,
porque me has llamado.
Luego, el
maestro de novicios (prior), dirigiéndose al abad, dice:
Reverendísimo
Padre: ya se ha cumplido el tiempo de prueba de nuestro hermano Gabriel, es
hora de interrogarlo, para conocer cuál es su deseo, según lo pide la Regla.
A continuación
el abad interroga al profesando, diciendo:
Querido hijo,
¿qué deseas, qué pides a Dios y a esta comunidad?
El profesando
dice:
La misericordia
de Dios y la confraternidad de esta comunidad monástica.
El abad
prosigue: El Señor te admita entre sus elegidos.
Todos responden:
Demos gracias a Dios.
Homilía.
El abad hace una
homilía en la que explica las lecturas bíblicas, la gracia y la función de la
profesión monástica y exhorta al profesando acerca del servicio santo que va a
prometer en bien de la Iglesia y de toda la familia humana.
RITOS ESENCIALES
Interrogatorio.
Concluida la
homilía, el profesando se pone de pie delante del abad, quien lo interroga,
diciendo:
Querido hijo, ya
has sido consagrado a Dios por el agua y el Espíritu Santo, ¿quieres unirte más
íntimamente a él con el nuevo vínculo de la profesión monástica?
El profesando
responde:
Sí, quiero.
El abad le
pregunta acerca de su propósito, con estas u otras palabras semejantes:
Ya has conocido
la ley bajo la cual deseas militar, no sólo por la enseñanza, sino también por
haber compartido nuestra vida. ¿Quieres prometer, por tres años, estabilidad,
observancia monástica –conversatio morum– y obediencia, según la Regla de
nuestro padre san Benito y las Constituciones de nuestra Congregación, en
presencia de Dios y de sus santos?
El profesando
responde:
Sí, quiero.
El abad dice:
Dios
todopoderoso te conceda esta gracia, por su gran misericordia.
Todos responden:
Amén.
Profesión.
El profesando
recibe su carta o cédula de profesión que ha escrito de su propia mano y la lee
en voz alta e inteligible. Luego la firma con su nombre sobre el altar, y la
muestra al abad y a la comunidad, quienes asienten con una inclinación de
cabeza. Si se considera oportuno, la muestra también a los fieles. Luego la
deposita en el centro del altar.
El profeso
regresa al lugar donde estaba; todos se ponen de pie.
A continuación,
el profeso canta tres veces, según la costumbre del monasterio, el verso
“Súscipe me” de la siguiente manera:
De pie, alzando
los brazos y levantando la mirada:
Haciendo
inclinación, y con los brazos cruzados sobre el pecho:
El coro repite
el verso “Súscipe me” una o tres veces, mientas el profeso se inclina.
Impetración de la gracia divina.
Después del
canto del verso “Súscipe me”, el profeso se pone de rodillas delante del abad,
mientras todos permanecen de pie.
Oremos.
Todos oran en
silencio.
El abad, con las
manos extendidas, pide el auxilio divino con la siguiente oración:
Dios de bondad,
dirige tu mirada sobre Gabriel este hijo tuyo que hoy, ante tu Iglesia, desea
consagrar su vida por la profesión monástica. Bendícelo con bienes celestiales
para que permanezca entre nosotros unido por el amor fraterno, acepte con
entereza las manifestaciones de tu voluntad, sea moderado, sencillo y alegre.
Ilumínalo para que reconozca que esta gracia le ha sido otorgada gratuitamente.
Y concede, misericordioso, que su entrega glorifique tu nombre y contribuya a
la redención de las almas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
RITOS COMPLEMENTARIOS
Terminado
el canto del “Súscipe me” y la oración de impetración de la gracia divina,
todos se sientan.
Entrega de la Regla.
El abad entrega
la Regla al profeso, que permanece de rodillas, diciendo:
Querido hijo,
ésta es la Regla que has prometido observar. Cúmplela fielmente durante tu
vida, para que el Señor te conceda el premio que ha prometido al servidor fiel.
El profeso
responde:
Amén.
Abrazo fraterno.
El profeso se
pone de pie y recibe el abrazo fraterno del abad y de la familia monástica.
Ofertorio de la Misa:
Saludos y Cena:
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