SALMO 133 (132)
1 ¡Qué bueno y agradable
es que los hermanos vivan unidos!
2 Es como el óleo perfumado sobre la cabeza,
que desciende por la barba
–la barba de Aarón–
hasta el borde de sus vestiduras
3 Es como el rocío del Hermón
que cae sobre las montañas de Sión.
Allí el Señor da su bendición,
la vida para siempre.
Oración:
Infunde en tu Iglesia, Señor, la caridad de la
verdadera fraternidad y de la paz; y haz que, llenos del rocío de la unción
espiritual, la gracia de tu bendición sea nuestro gozo.
ELREDO DE
RIEVAULX[1]
“Son hombres honrados (Eclo 44,
10). La palabra “hombre” significa la fuerza del alma y el buen celo que tienen
“los hombre honrados” para castigar los pecados en ellos mismos y en los demás.
Con esta fuerza de alma y con el buen celo, los santos pisotean los bienes de
este mundo y aspiran a los del cielo, sin abatirse ante la adversidad ni
exaltarse con la prosperidad. Este buen celo en algunos es celo malo y fuerza
inicua. De ellos dice la
Escritura : buscan
ardientemente a Dios, aunque a ciegas (Rom 10, 2). Este celo que es “a ciegas”,
es un celo malo, porque es indiscreto (...). En este tipo de personas la fuerza
del alma no es una virtud, sino un vicio, y su celo es inicuo, ya que
desprecian a los demás porque ellos son capaces de ayunar, de estar en vela y
de rezar más que aquellos.
Imitan a Uzá, el cual, cuando los bueyes hicieron tambalear el arca del
Señor, extendió la mano para sujetarla, pero el Señor lo hirió y murió al
instante.
Leemos en el libro de los Reyes (1 Cro 13,7.9-10; 2 S 6, 3.6-7) que cuando
David quiso llevar a Jerusalén el arca del Señor, encontrándose cerca de Cidón
con los que le acompañaban, Uzá, que junto con sus hermanos, conducía el carro,
sujetó el arca con la mano porque los
bueyes la hicieron tambalearse. Entonces el Señor se encolerizó contra Uzá; lo
hirió por haber tocado el arca con la mano, y allí mismo murió delante de Dios.
El arca de la alianza, que guardaba el maná, la vara de Aarón y las tablas
de la ley, es símbolo de los superiores y pastores de la Iglesia , en los que
debemos encontrar el maná del consuelo, la vara de la corrección y las tablas
de la instrucción, por lo que tienen que ser doctos en uno y otro Testamento,
de donde sacar de lo nuevo y de lo viejo
(Cf. Mt 13, 52). Los bueyes simbolizan a los sujetos y a los subordinados, que
a veces se encaminan por el sendero recto, sin desviarse ni a derecha ni a
izquierda, pero otras veces se desplazan y a fuerza de hacer respingos provocan
que el arca se incline. Uzá simboliza a aquellos que se sienten orgullosos de
sus propias fuerzas, por lo que desprecian a los demás y no se ponen a la
altura de los débiles mediante algún tipo de compasión.
El arca se tambalea cuando tropiezan los bueyes, pues el pastor prudente es
misericordioso y piadoso para con aquellos que cometen faltas debido a la debilidad
de la naturaleza, por lo que se adapta a todos acomodándose a lo que conviene a
cada uno. Pues, en efecto, no se puede aplicar el mismo rigor de la disciplina
a todos por igual, ya que así como tenemos caras distintas, también tenemos
distintos y variados caracteres. A uno se le corrige con amenazas, a otro
animándole, a éste hay que reprenderle con palabras, a aquél con la vara; a uno
hay que castigarlo, otro debe mortificarse con ayunos, éste hay que
atemorizarlo con las penas del infierno, ese otro debe ser animado con las
dulces promesas de la vida eterna.
Por eso el mismo pastor prudente no exige a todos el mismo rigor, sino que,
como un médico sensato, cura las enfermedades de todos proporcionando a cada
uno lo que le conviene. En este sentido dice muy bien la Escritura que uno de los bueyes al retozar inclinó un
poco el arca (1 Cro 13, 9). El buey que retoza es el hermano indisciplinado
e inconstante que, oprimido por la debilidad natural, no soporta el rigor de la
disciplina regular. El arca se inclina un poco de su lado porque el superior y
pastor misericordioso se coloca bondadosamente junto al que comete faltas por
debilidad natural, consciente de que debe manifestarle una ternura fraterna, ya
que Cristo ha sufrido por él la pasión (Cf. Rom 14, 15).
Pero Uzá extendió la mano para sostener el arca (1 Cro 13, 10), pues el que
carece de ternura fraterna, el que es robusto y está muy seguro de sus propias
fuerzas para hacer ayunos, vigilias y trabajos, desprecia al buey que retoza,
es decir, al hermano débil e inconstante; no quiere colocarse junto al hermano
flojo con ternura fraterna y no tolera que el arca se incline a causa del buey
que retoza, sino que se opone con todas sus fuerzas a que el pastor benévolo
esté junto al hermano débil. Por eso extiende la mano para sostener el arca,
porque se esfuerza con ahínco y trapacería para que el superior reprenda sin
misericordia a todos los retozones e inconstantes que cometen faltas, y
pretende que lo haga no sólo con reproches, sino también con filípicas,
amenazas y bastonazos.
Es lógico que el nombre de Uzá signifique “robusto”, pues quienes carecen
de entrañas de misericordia y son recios en el rigor de la disciplina, poseen
una fuerza de alma que no es benévola, sino mala, y un celo inicuo con el que
hieren, sin discreción ni misericordia, a los hermanos débiles. Por eso mismo,
lo que Uzá padeció en el cuerpo, ellos lo padecen en el alma. ¿Qué padeció Uzá?
Cuando sostenía el arca, fue sacudido por el Señor e inmediatamente murió ante
él (2 S 6, 7; 1 Cro 13, 10). El Señor hiere al que descuida la ternura
fraterna. Sí, el Señor hiere mediante esta sentencia que afirma: los poderosos son enérgicamente castigados
(Sap 6,6) Tendrá un juicio sin
misericordia el que no tuvo misericordia (Sant 2, 13)”[2].
[1] El interés constante de Elredo, como “pastor discretus” (Paris, B.N., Nouv. acq. lat. 294,
f .42 r-v), es construir la unidad de su comunidad de
Rievaulx mediante un proceso incesante de reconciliación entre los fuertes,
“observantes estrictos” con sus presiones y chantajes, y los débiles, con su
incesante necesidad de “dispensatio”(Paris,
B.N., Nouv. acq. lat. 294, f . 30 v), por el cual
establecer entre ellos una circulación continua de comunión.
[2] Elredo de Rievaulx, Sermón para la Solemnidad de Todos los
Santos, Paris, B.M., Nouv. acq. lat.
294, f .
108-109 v. Citado por Gaetano Raciti, ocso, “La opción preferencial por los
débiles en el modelo comunitario elrediano”, Cistercium 206 (1996) pp. 397- 398. Cfr. Gregorio Magno, Morales sobre Job 5, 11, 24; San Benito, RB LXIV, 7-22; LXXII, 1-12.
No hay comentarios:
Publicar un comentario