Dígnate,
Señor, bendecir esta familia tuya.
Que
ninguno de ellos Te dé nunca un beso como Judas;
Que
ninguno de ellos Te venda vilmente por el precio de treinta denarios;
Que
ninguno de ellos como Pedro, el primero de los Doce, cometa apostasía o Te
abandone como tus discípulos por miedo al mundo.
Sino
que, imitando a Magdalena, temiendo tu esplendor, llenen tu casa con el nardo
de sus plegarias;
Que
iluminados por tu enseñanza, gusten sin condenación de tu Cena mística;
Que
lleven tu Cruz con Simón de Cirene, para que, purificados por tu Sangre,
entren, siguiendo al ladrón, en tu Reino;
Que
te depositen, con José y Nicodemo, en sus corazones renovados, y velen con las
mujeres que llevaban perfumes, esperando
la buena nueva de tu Resurrección.
(Bendición
de los fieles antes de la Comunión tomada de una Liturgia Oriental)
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