Señor,
quédate con nosotros invisiblemente, según tu promesa, y visita a esta familia
que se reúne para adorar tu gloriosa Ascensión. Visítala (pronto) por tus sacramentos y
envía a tu Iglesia el Espíritu, de parte del Padre, para que el amor, como un
fruto maduro, incline nuestros corazones hacia las buenas acciones.
Que
la alegría ilumine el rostro de tus fieles.
Que
la paz (y la salud) reine en las Naciones.
Que
la paciencia fortifique nuestra amistad cristiana.
Que
la caridad riegue la tierra árida de nuestras almas.
Que
la buena voluntad tome el lugar de la indiferencia.
Que
la fidelidad sea el huésped elegido de nuestras familias.
Que
la mansedumbre sea el báculo de nuestros obispos y nuestros jefes (dirigentes).
Y
que, en la temperancia, llevándonos mutuamente nuestras cargas, estemos listos
para tu Venida gloriosa.
Oración de bendición de los fieles, tomada y adaptada de liturgia ortodoxa de Francia.
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