DULCE JESÚS, FUERZA Y TERNURA
K. 3. Jesús, Tú has revestido con el poder de lo alto a los apóstoles que
permanecían[1] en
Jerusalén[2]. Del
ardor[3] del
Espíritu Santo revísteme también a mí aunque esté desprovisto[4] de toda
obra buena y concédeme cantarte con amor[5]: Aleluya.
I.3. Jesús, en la riqueza de tu misericordia has llamado al publicano y al
pecador, ahora vuélvete hacia mí, que soy como ellos y acepta este canto como
mirra muy preciosa[6]:
Jesús, fuerza[7] invencible.
Jesús, belleza luminosa[10].
Jesús, amor inefable[11].
Jesús, Hijo de Dios viviente.
Jesús, ten piedad de mí, pecador[12].
Jesús, ilumíname porque estoy en
la oscuridad[13].
Jesús, purifícame de toda culpa[14].
Jesús, recondúceme a Ti, como al
hijo pródigo[15].
Jesús, Hijo de Dios, ten piedad
de mí.
Mateo 9, 9-13, Lucas 15, 11-32.
Mateo 9, 9 Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba
sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme». El se
levantó y lo siguió. 10 Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron
muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
11 Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro
come con publicanos y pecadores?». 12 Jesús, que había oído, respondió: «No son
los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. 13 Vayan y
aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no
he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Cf. Marcos 2, 13-17;
Lucas 5, 27-32.
Lucas 15, 11 Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. 12 El menor de
ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me
corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. 13 Pocos días después,
el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde
malgastó sus bienes en una vida licenciosa. 14 Ya había gastado todo, cuando
sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. 15
Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo
envió a su campo para cuidar cerdos. 16 El hubiera deseado calmar su hambre con
las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. 17 Entonces
recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en
abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". 18 Ahora mismo iré a
la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti;
19 ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros". 20 Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando
todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su
encuentro, lo abrazó y lo besó. 21 El joven le dijo: "Padre, pequé contra
el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". 22 Pero el padre
dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo,
pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traigan el ternero
engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, 24 porque mi hijo estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.
25 El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la
música y los coros que acompañaban la danza. 26 Y llamando a uno de los
sirvientes, le preguntó que significaba eso. 27 El le respondió: "Tu
hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo
ha recobrado sano y salvo". 28 El se enojó y no quiso entrar. Su padre
salió para rogarle que entrara, 29 pero él le respondió: "Hace tantos años
que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca
me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. 30 ¡Y ahora que ese
hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces
matar para él el ternero engordado!". 31 Pero el padre le dijo: "Hijo
mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32 Es justo que haya
fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido y ha sido encontrado"».
- Oración de glorificación de Dios, petición de perdón y súplica implorando los magníficos bienes celestiales.
- Relación personal del orante con el Señor: Fuerza-debilidad, Ternura-pecador, Luz (Belleza)-oscuridad, Amor-culpa, Hijo de Dios viviente-hijo pródigo perdido. Pedido: ten piedad, escúchame, ilumíname, instrúyeme, purifícame, límpiame, recondúceme y restáurame. El orante se identifica con los apóstoles y con el publicano, los enfermos, los pecadores y los incrédulos. El himno-oración es como la mirra, ofrenda (Mt 2,11), óleo de la unción (Ex 30,23); perfume del amado (Ct 1,3; 3,6; 4, 6), de la sepultura (Jn 19, 39, Mt 2, 11), y de las vestiduras del Mesías (Sal 44,8).
- Misterio de Jesucristo en su dimensión pascual: Pentecostés y el don del Espíritu (Cf. Sal 50, 12-14), prometido en la estrofa anterior. Somos revestidos del fuego (calor) del Espíritu Santo, en nuestra desnudez (frialdad) de buenas obras, para superar el temor (miedo y vergüenza), proclamar (cantar) en diversas lenguas las maravillas de Dios y dar alegremente la paz por el perdón mutuo, participación en la riqueza de su misericordia.
- A) Icono narrativo del llamado de Mateo-Levi (Mt 9, 9-13; Cf. Marcos 2, 13-17; Lucas 5, 27-32). Jesús misericordioso, perdona a los pecadores por el Espíritu. Jesús médico, sana los enfermos por-con el Espíritu. Vocación (salvación) del publicano, del pecador, del pagano. Mateo se levanta y lo sigue, come con él. Actitud de los fariseos (hijos mayores, sanos, y justos) ignorantes de la misericordia. B) Icono narrativo de la parábola del padre misericordioso (Lc 15, 11-32): Procesos de un Padre y dos hijos: Don generoso – Espera confiada – Fiesta familiar. Pecado – Conversión – Misericordia. Enojo - Juicio – Distanciamiento.
- Textos bíblicos: Hechos 2, 1-13; Juan 20, 19-23.
[1] Aguardaban (B).
[2] Con el poder de las
alturas, Oh Jesús, acogiste a los Apóstoles que te esperaban en Jerusalén (A).
[3] Calor (B).
[4] Despojado (B).
[5] Revístenos también a
nosotros, desnudos de buenas acciones, con el calor de tu Santo Espíritu, de
modo que con amor te podamos cantar (A), que amorosamente pueda cantarte a Ti
(B).
[6] En la abundancia de Tu
misericordia, Oh Jesús, llamaste hacia Ti a los publicanos, los pecadores y los
paganos. No nos desprecies a nosotros que somos como ellos. Como preciosa
ofrenda acepta nuestro canto (A), En la abundancia de Tu misericordia, oh Jesús
compasivo, llamaste a publicanos, pecadores e incrédulos. No me desprecies
ahora, que soy como ellos, sino acepta este himno como mirra piadosa (B).
[7] Poder (B).
[8] Bondad (A).
[9] Misericordia interminable (B).
[10] Radiante (A).
[11] Indecible (A),
inexpresable (B).
[12] Ten piedad de nosotros,
pecadores (A). Se agrega: Jesús, escúchanos, concebidos en
la iniquidad (A), atiéndeme a mí,
concebido en iniquidad (B); Jesús, límpianos que nacimos
en pecado (A), límpiame que nací
en pecado (B); Jesús, instrúyenos, que nos hemos vuelto
necios (A), enséñame que me he
vuelto necio (B).
[13] Nuestras tinieblas (A),
ilumíname que estoy oscurecido (B).
[14] Purifícanos, que nacimos
corruptos (A), que estoy manchado (B); Jesús, danos
fortaleza en nuestra caída (A).
[15] Restáurame a mí, pródigo (B).
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