sábado, 18 de mayo de 2019

El encuentro del joven Jesús con el anciano Nicodemo (1)

Nota: Lectio compartida por el Abad con los participantes del capitulo inspectorial salesiano de Argentina Norte el 29 de abril de 2019.



Cuando me propusieron esta participación en el capítulo, pedí unos días para pensarlo y rezarlo. Me preguntaba: ¿conviene o no que vaya?, ¿qué les puede aportar un benedictino a los salesianos?, luego de unos días las preguntas cambiaron: ¿Señor, qué les digo de parte tuya?, ¿cómo se los digo? El Hno. Germán, para ponerme en sintonía con la temática, me facilitó los resultados de una encuesta en la cual, ustedes apostaban a la escucha de los jóvenes, cuando la leí me surgieron más preguntas: ¿en qué me estoy metiendo?, ¿cómo colaboro?

Para discernir, decidí hacer lo que hacemos los monjes, escuchar al Señor en la Liturgia y la Palabra, por eso, cuando vi que el evangelio de este lunes de la segunda semana de Pascua era el encuentro del joven Jesús con el anciano Nicodemo (Jn 3,1-15), sentí que encontraba respuesta, que fue confirmada por el inicio de la exhortación postsinodal de Francisco Christus vivit 1-2:



“Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida…¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza”.



Les propongo por eso una lectio divina/vitae con el evangelio de hoy, ayudados por una imagen de Gabriel Chávez de la Mora, osb., una chacarera del Grupo Metanóia y algunas consideraciones para “permanecer” con el oído del corazón en el texto.



Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos. Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: ‘Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él’. Jesús le respondió: ‘Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios’ Nicodemo le preguntó: ‘¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?’ Jesús le respondió: ‘Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: Ustedes tienen que renacer de lo alto. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu’. ‘¿Cómo es posible todo esto?’, le volvió a preguntar Nicodemo. Jesús le respondió: ‘¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”.




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