ANSELM
GRÜN, “Algunas reglas de la comunicación”, en El arte de hablar y de callar, Por una nueva cultura del lenguaje, Sal
Terrae, 2017, pp.
87-89.
“Friedemann
Schulz von Thun ha descrito de modo bien impresionante en su famoso «modelo de
cuatro lados» cómo puede tener buen resultado un diálogo y qué puede
entorpecerlo. Para la descripción de este modelo me baso en las notas que el
experto en comunicación Ralph Wüst me facilitó en nuestro encuentro
preparatorio de este libro.
Schulz
von Thun opina que, en la comunicación de una persona con otra, las noticias se
pueden contemplar desde cuatro lados distintos y pueden interpretarse bajo
cuatro supuestos diferentes:
El
primer aspecto se refiere a la relación con la cosa: se comunica el asunto
descrito, el contenido objetivo de la cosa.
El
segundo aspecto considera la relación con el que habla: se refiere a la
automanifestación del que habla. Este da a conocer algo de sí mismo.
El
tercer aspecto va referido a la relación mutua: en la clase de mensaje se
manifiesta algo sobre la relación del uno con el otro. Está claro lo que pienso
de ti y cuál es nuestra situación mutua.
El
cuarto aspecto se refiere al efecto pretendido: mis palabras contienen una
apelación al otro. Quisiera mover al otro a hacer algo.
Los
trastornos y los conflictos surgen cuando el que habla y el que escucha
interpretan y valoran de manera diferente los cuatro niveles. Esto lleva a
malentendidos y conflictos. Un ejemplo conocido, pero que sigue siendo
impresionante, lo describe Schulz von Thun en su libro Miteinander reden. Una
pareja va sentada en el coche, la mujer al volante. Se detienen ante un
semáforo. El varón dice a la mujer: «El semáforo está en verde». La mujer
contesta: «¿Conduces tú o conduzco yo?» (cf. Schulz von Thun 1, 25s).
En
esta situación, la intervención del varón, además de en su nivel objetivo, se
puede entender en relación con las otras tres dimensiones, de la siguiente
manera: como incitación a arrancar (nivel de apelación), como intención del
copiloto de ayudar a la mujer que va al volante o también como demostración de
la superioridad del copiloto sobre la mujer (nivel de relación) o bien como
manifestación de que el copiloto tiene prisa y está impaciente
(automanifestación).
Evidentemente,
la mujer ha interpretado el mensaje de su marido como menosprecio o como
tutela. Por eso reacciona con despecho, dispuesta a atizar el fuego de una
discusión de principio: ¿quién conduce ahora: él o ella? Y en su expresión hay
también una apelación, una llamada: si conduzco yo, déjame conducir como mejor
me plazca; no te inmiscuyas en mi manera de conducir.
Schulz
von Thun puede describir este modelo de cuatro lados también como «modelo de
cuatro oídos». Con esta expresión piensa que todo oyente debe oír el mensaje
del otro siempre con equilibrio entre el «oído para el objeto», el «oído para
la relación», el «oído para la automanifestación» y el «oído para la
apelación». Sin embargo, esto raras veces sucede. Muchas personas solo oyen con
el oído para la apelación. Por ejemplo, la pregunta del marido «¿Queda todavía
cerveza?» no la oye la mujer con el oído para el objeto. Entonces le podría dar
la información correcta. Pero tampoco la oye con el oído para la
automanifestación. En ese caso preguntaría: «¿Todavía tienes sed?». Más bien es
frecuente que la oiga con el oído para la apelación y tal vez también con el
oído para la relación. En la pregunta oye enseguida el reproche de que se ha
preocupado poco por la cerveza. A la inversa, puede también suceder que el que
habla –inconsciente o, muchas veces, también conscientemente– combine y mezcle
en su comunicación los diferentes niveles de las noticias.
Con
qué oídos oímos depende también de la historia de nuestra vida. Cuando las
personas, en su niñez, en cada comunicación de los padres han oído solo una
exigencia o un reproche, de mayores oyen sobre todo con el oído para la
apelación. Y en todas las preguntas del otro se sienten puestos en tela de
juicio.
Un
hombre llega a casa por la tarde y pregunta a su mujer: «¿Cómo estás? ¿Qué has
hecho hoy?». En esta pregunta el marido pone todo su interés por su mujer y
quiere simplemente saber cómo ha pasado el día y cómo le han ido las cosas. La
pregunta es una invitación a contar y a entrar en comunicación. Sin embargo, la
mujer entiende inmediatamente la pregunta como control. Se siente controlada
por su marido porque esa pregunta la tuvo siempre en sus oídos como pregunta de
control por parte de su padre.
Pero
lo que le importa a Friedmann Schulz von Thun en el diálogo no es solo escuchar
con exactitud en el nivel en que está emitido el mensaje del otro. Expone
también que tenemos dentro de nosotros mismos diversas voces (cf. Schulz von
Thun 3, 21s). En primer lugar, llevamos dentro al moralista, el que
continuamente está blandiendo normas. Luego al altruista, el que quiere siempre
ayudar al prójimo. Después tenemos dentro la mala conciencia, que pone en duda
la rectitud de nuestra intención. O también al consciente de su
responsabilidad, que pretende asumir la responsabilidad de todo. Y con
demasiada frecuencia, nuestra conversación se ve perturbada porque nosotros
mismos no sabemos con exactitud qué voz o qué persona interior es la que está
hablando verdaderamente en ese momento.
Schulz
von Thun opina: antes de entablar una conversación con otro, lo primero que
tendríamos que hacer es organizar una conferencia para discutir conjuntamente
las diversas voces que hay en nosotros. Cada voz de las que llevamos dentro tiene
una determinada justificación, pero con frecuencia se contradicen entre sí. Y
entonces fracasa la conversación. Porque el otro se siente irritado. No sabe
exactamente quién es el que está hablando con él. Por eso se necesita antes una
clarificación interior: con qué voz queremos hablar. Entonces podrá resultar
bien la conversación. Porque con frecuencia habla el moralista que llevamos
dentro y provoca rechazo en el otro. Luego empieza a hablar el indulgente y
comprensivo. Eso le irrita todavía más. Y si, encima, comienza después a hablar
el altruista ayudador, el otro no entiende nada de nada…”.
Schulz
Von Thun, Friedemann, Miteinander reden,
Band 1: Störungen und Klärungen, Reinbek 1998; Miteinander reden, Band 3: Das »Innere Team« und situationsgerechte,
Kommunikation, Reinbek 1998.
No hay comentarios:
Publicar un comentario