2. Pablo, el discípulo convertido-apóstol
2. 1. La espada levantada de Pablo
Efesios 6, 10-17: “Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”.
Hebreos 4, 12-13: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Cf. 1 Pedro 1, 23)
Isaías 49,2-3: “El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mi una flecha punzante, me escondió en su aljaba”.
Apocalipsis 19, 11-16: “De su boca sale una espada afilada, para herir a los pueblos paganos…” (Cf. Apocalipsis 1, 16)
2.2. Los ojos de Pablo fijos en Jesús
Hechos 9, 1-9. 17-19: “Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver…En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado” (Cf. Tobías 11; Marcos 10, 46-52).
Hechos 26, 17-18: “A ellas te envío para que les abras los ojos, y se conviertan de las tinieblas a la luz y del imperio de Satanás al verdadero Dios, y por la fe en mí, obtengan el perdón de los pecados y su parte en la herencia de los santos” (Cf. Apocalipsis 4, 18).
Hebreos 12, 2: “Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Cf. Hebreos 2, 10).
1 Corintios 13, 12: “…ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mi”.
2. 3. La mano de Pablo señalando a Jesús
Filipenses 2, 5-11: “Tengan los mismo sentimientos de Cristo Jesús… se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres…”.
Colosenses 1, 15-20: “El es imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque en él fueron creadas todas las cosas… El es el Principio, el primero que resucitó de entre los muertos…”.
1 Timoteo 3, 16: “En efecto es realmente grande el misterio que veneramos: El se manifestó en la carne, fue justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, proclamado a los paganos, creído en el mundo y elevado a la gloria”.
Hebreos 1, 1-3: “El es el esplendor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su palabra poderosa y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo”.
“quid credas allegoria”
(la alegoría lo que has de creer)
Sentido espiritual-alegórico
(analógico o dogmático)
Fe.
Vía purgativa- Incipientes.
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