4. Juan, el
discípulo amado-teólogo
4. 1. Juan
reclinado sobre Jesús
Juan 13, 21-30. “Uno
de ellos – el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de
Jesús… El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: Señor ¿Quién es?”.
Juan 21, 20: “Pedro,
volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que
durante la Cena se había reclinado sobre el Jesús y le había preguntado: Señor
¿Quién es el que te va a entregar?”
Juan 21, 21: Cuando
Pedro lo vio, preguntó a Jesús: Señor, ¿y qué será de este? Jesús le respondió:
Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme”.
Juan 15, 1-11:
“Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no
puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en
mí”.
4.2. Juan
descansa sobre Jesús
Salmo 131 (130) 2:
“…yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre,
así esta mi alma dentro de mi” (Cf. Juan
14, 27-31; 2 Corintios 1, 3-7)
Cantar de los
Cantares
1, 7: “Dime, amado de mi alma, dónde llevas a pastar al rebaño, dónde lo haces
descansar al mediodía, para que no ande vagando junto a los rebaños de tus
compañeros” (Cf. Apocalipsis 14, 13).
Cantar de los
Cantares
2, 14: “Paloma mía, que anidas en las grietas de las rocas, en lugares
escarpados, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; porque tu voz es suave y es
hermoso tu semblante” (Cf. Jn 14,
1-7).
Hebreos 4, 1-11: “Y
aquel que entra en el Reposo de Dios descansa de sus trabajos, como Dios
descansó de los suyos. Esforcémonos, entonces, por entrar en ese Reposo…”.
4.3. Juan duerme
sobre Jesús
2 Samuel 12, 3: “El
pobre no tenía nada, fuera de una sola oveja pequeña que había comprado. La iba
criando, y ella crecía junto a él y sus hijos: comía de su pan, bebía de su
copa y dormía en su regazo. ¡Era para él como una hija!”.
Cantar de los
Cantares
2, 7: “¡Júrenme, hijas de Jerusalén… que no despertarán ni desvelaran a mi
amor, hasta que ella quiera!”
Cantar de los
Cantares
5,2: “Yo duermo, pero mi corazón vela: oigo a mi amado que golpea. ¡Ábreme,
hermana mía, mi amada, paloma mía, mi preciosa! Porque mi cabeza está empapada
por el rocío y mi cabellera por la humedad de la noche”.
Cantar de los
Cantares
8, 5: “Quién es esa que sube desde el desierto, reclinada sobre su amado? Te
desperté debajo del manzano, allí donde tu madre te dio a luz, donde te dio a
luz la que te engendró”.
4. 4. Juan
contempla a Jesús
Juan 20, 3-10:
“Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro… Luego entró el otro
discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó”.
Juan 21,1- 8: “El
discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!”.
Juan 1, 1-2: “Al
principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era
Dios. Al principio estaba junto a Dios”.
1 Juan 1, 1.4: “Lo que
existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca
de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos” (Cf. Juan 21, 14).
4. 5. Juan se
identifica con Jesús (Cf. Romanos 8, 28-30; Filipenses 3,21; 1 Corintios 15,49).
Juan 1, 9-14: “Vino
a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios” (Cf. Apocalipsis 1,9)
Juan 19, 25-27: “Al
ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo:
Mujer, aquí tienes a tu hijo”.
Juan 20, 11-18:
“Jesús le dijo: No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a
decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y al Padre de ustedes; a mi Dios y al
Dios de ustedes”.
1 Juan 3, 1-2:
“Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha
manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste seremos semejantes a él,
porque lo veremos tal cual es”.
“quo tendas anagogia”
(la anagogía lo
que has de esperar)
Sentido
espiritual-anagógico
(místico o
escatológico).
Esperanza.
Vía unitiva -
Perfectos.
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