“La
condición más importante para el logro de la comunidad reside en la exigencia
de Benito que dice ‘Nada absolutamente antepondrán a Cristo; y que él nos lleve
a todos juntos a la vida eterna’ (RB 72, 11s). Benito tomó esta frase de la
espiritualidad de los mártires. Se la encuentra en forma semejante en Cipriano
(+258). Por lo visto, Benito esta convencido de que la convivencia sólo se
logrará si los monjes están imbuidos del espíritu de los mártires, de su
disponibilidad a la entrega, de su valor para comprometerse totalmente con
Cristo y para dar testimonio de él. Si la comunidad vive centrada solamente en
sí misma, en el bienestar de cada uno de los miembros, pronto se disolverá. Se
estofará tanto en su propio jugo que sucumbirá en él. La comunidad necesita de
una meta que la trascienda. Esta meta debe ser algo más que un trabajo en
común. En última instancia, debe ser una meta trascendente: Dios o Jesucristo.
Sólo si los monjes colocan a Cristo por encima de cualquier otra cosa y
comprometen su vida por él tendrá consistencia la comunidad.
Pero
en esta frase resuena para mi aún algo más. Mi experiencia con la vida
comunitaria me ha mostrado que nunca la comunidad satisfará mis necesidades de
hogar, de ser asumido, de cobijamiento y sostén. La comunidad me decepcionará
una y otra vez. Pero precisamente el desengaño con la comunidad nos remite a
Cristo. Sólo si veo en Cristo mi fundamento último podré resistir en la
comunidad. Sólo si no antepongo nada a Cristo podré experimentar la comunidad
en forma realista. Entonces tendré a veces la vivencia de la comunidad como un
lugar en el que se experimenta a Cristo, como, por ejemplo, en la liturgia
comunitaria, o en conversaciones logradas, en las que nos damos participación
mutua en nuestra búsqueda de Dios. Pero en otra oportunidad, experimento a la
comunidad en su banalidad y medianía, en su pensar de miras estrechas y en su
girar en torno a problemas sin importancia. No obstante, si me importa Cristo,
no me quiebro ante esa experiencia, sino que la tomo como estímulo para
fundarme aún más hondamente en Cristo y para encaminarme realmente hacia él.
Sólo el puede satisfacer mi anhelo más hondo”
(A. Grün, Benito de Nursia, Espiritualidad enraizada en la tierra,
Herder, Barcelona, 2003, pp. 104-105).
Cristo Rey, centro de mi vida, corazón y de la historia!! Regla y principio absoluto para todos los bautizados!! gracias hnos!! Pedro
ResponderEliminar