sábado, 6 de enero de 2018

‘Nada absolutamente antepondrán a Cristo; y que él nos lleve a todos juntos a la vida eterna’ (I)



“La condición más importante para el logro de la comunidad reside en la exigencia de Benito que dice ‘Nada absolutamente antepondrán a Cristo; y que él nos lleve a todos juntos a la vida eterna’ (RB 72, 11s). Benito tomó esta frase de la espiritualidad de los mártires. Se la encuentra en forma semejante en Cipriano (+258). Por lo visto, Benito esta convencido de que la convivencia sólo se logrará si los monjes están imbuidos del espíritu de los mártires, de su disponibilidad a la entrega, de su valor para comprometerse totalmente con Cristo y para dar testimonio de él. Si la comunidad vive centrada solamente en sí misma, en el bienestar de cada uno de los miembros, pronto se disolverá. Se estofará tanto en su propio jugo que sucumbirá en él. La comunidad necesita de una meta que la trascienda. Esta meta debe ser algo más que un trabajo en común. En última instancia, debe ser una meta trascendente: Dios o Jesucristo. Sólo si los monjes colocan a Cristo por encima de cualquier otra cosa y comprometen su vida por él tendrá consistencia la comunidad.



Pero en esta frase resuena para mi aún algo más. Mi experiencia con la vida comunitaria me ha mostrado que nunca la comunidad satisfará mis necesidades de hogar, de ser asumido, de cobijamiento y sostén. La comunidad me decepcionará una y otra vez. Pero precisamente el desengaño con la comunidad nos remite a Cristo. Sólo si veo en Cristo mi fundamento último podré resistir en la comunidad. Sólo si no antepongo nada a Cristo podré experimentar la comunidad en forma realista. Entonces tendré a veces la vivencia de la comunidad como un lugar en el que se experimenta a Cristo, como, por ejemplo, en la liturgia comunitaria, o en conversaciones logradas, en las que nos damos participación mutua en nuestra búsqueda de Dios. Pero en otra oportunidad, experimento a la comunidad en su banalidad y medianía, en su pensar de miras estrechas y en su girar en torno a problemas sin importancia. No obstante, si me importa Cristo, no me quiebro ante esa experiencia, sino que la tomo como estímulo para fundarme aún más hondamente en Cristo y para encaminarme realmente hacia él. Sólo el puede satisfacer mi anhelo más hondo”

(A. Grün, Benito de Nursia, Espiritualidad enraizada en la tierra, Herder, Barcelona, 2003, pp. 104-105).

1 comentario:

  1. Cristo Rey, centro de mi vida, corazón y de la historia!! Regla y principio absoluto para todos los bautizados!! gracias hnos!! Pedro

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