sábado, 24 de febrero de 2018

LA CUARESMA TIEMPO DE CIRCUNCIDAR EL CORAZON



4. La Circuncisión en el Nuevo Testamento


Jn 7, 14-24

14 Promediaba ya la celebración de la fiesta, cuando Jesús subió al Templo y comenzó a enseñar. 15 Los judíos, admirados, decían: «¿Cómo conoce las Escrituras sin haber estudiado?». 16 Jesús les respondió: «Mi enseñanza no es mía sino de aquel que me envió. 17 El que quiere hacer la voluntad de Dios conocerá si esta enseñanza es de Dios o si yo hablo por mi cuenta. 18 El que habla por su cuenta busca su propia gloria, pero el que busca la gloria de aquel que lo envió, ese dice la verdad y no hay nada de falso en él. 19 ¿Acaso Moisés no les dio la Ley? Pero ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué quieren matarme?». 20 La multitud respondió: «Estás poseído por el demonio: ¿quién quiere matarte?». 21 Jesús continuó: «Por una sola obra que realicé, ustedes están maravillados. 22 Moisés les dio la circuncisión –aunque ella no viene de Moisés, sino de los patriarcas– y ustedes la practican también en sábado. 23 Si se circuncida a un hombre en sábado para no quebrantar la Ley de Moisés, ¿cómo ustedes se enojan conmigo porque he curado completamente a un hombre en sábado? 24 No juzguen según las apariencias, sino conforme a la justicia».



Hch 7,1-8

1 El Sumo Sacerdote preguntó a Esteban: «¿Es verdad lo que estos dicen?». 2 El respondió: «Hermanos y padres, escuchen: El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham, cuando aún estaba en la Mesopotamia, antes de establecerse en Jarán, 3 y le dijo: «Abandona tu tierra natal y la casa de tu padre y ve al país que yo te indicaré». 4 Abraham salió de Caldea para establecerse en Jarán. Después de la muerte de su padre, Dios le ordenó que se trasladara a este país, donde ustedes ahora están viviendo. 5 El no le dio nada en propiedad, ni siquiera un palmo de tierra, pero prometió darle en posesión este país, a él, y después de él a sus descendientes, aunque todavía no tenía hijos. 6 Y Dios le anunció que sus descendientes emigrarían a una tierra extranjera, y serían esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años. 7 Pero yo juzgaré al pueblo que los esclavizará –dice el Señor– y después quedarán en libertad y me tributarán culto en este mismo lugar. 8 Le dio luego la alianza sellada con la circuncisión y así Abraham, cuando nació su hijo Isaac, lo circuncidó al octavo día; Isaac hizo lo mismo con Jacob, y Jacob con los doce patriarcas.



Hch 7, 51

51 ¡Hombres rebeldes, paganos (incircuncisos) de corazón y cerrados a la verdad! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo y son iguales a sus padres.



Rm 2, 23-29

23 Tú, que te glorías en la Ley, deshonras a Dios violando la Ley. 24 Porque como dice la Escritura: "Por culpa de ustedes, el nombre de Dios es blasfemado entre las naciones". 25 La circuncisión es útil se practicas la Ley, pero si no la practicas, es lo mismo que si fueras un incircunciso. 26 Al contrario, el que no está circuncidado, pero observa las prescripciones de la Ley, será tenido por un verdadero circunciso. 27 Más aún, el que físicamente no está circuncidado pero observa la Ley, te juzgará a ti, que teniendo la letra de la Ley y la circuncisión, no practicas la Ley. 28 Porque no es verdadero judío el que lo es exteriormente, ni la verdadera circuncisión es la que se nota en la carne. 29 El verdadero judío lo es interiormente, y la verdadera circuncisión es la del corazón, la que se hace según el espíritu y no según la letra de la Ley. A este le corresponde la alabanza, no de los hombres, sino de Dios.



Rm 4, 1-25

1 ¿Y qué diremos de Abraham, nuestro padre según la carne? 2 Si él hubiera sido justificado por las obras tendría de qué gloriarse, pero no delante de Dios. 3 Porque, ¿qué dice la Escritura?: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación. 4 Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como algo que se le debe. 5 Pero al que no hace nada, sino que cree en aquel que justifica al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación. 6 Por eso David proclama la felicidad de aquel a quien Dios confiere la justicia sin las obras, diciendo: 7 "Felices aquellos a quienes fueron perdonadas sus faltas y cuyos pecados han sido cubiertos. 8 Feliz el hombre a quien Dios no le tiene en cuenta su pecado". 9 Pero esta felicidad, ¿es únicamente para los que han sido circuncidados, o también para los que no lo han sido? Consideremos lo que ya dijimos: A Abraham le fue tenida en cuenta la fe para su justificación. 10 ¿Cuando le fue tenida en cuenta? ¿Antes o después de la circuncisión? Evidentemente antes y no después. 11 Y él recibió el signo de la circuncisión, como sello de la justicia que alcanzó por medio de la fe, antes de ser circuncidado. Así llegó a ser padre de aquellos que, a pesar de no estar circuncidados, tienen la fe que les es tenida en cuenta para su justificación. 12 Y es también padre de los que se circuncidan pero no se contentan con esto, sino que siguen el mismo camino de la fe que tuvo nuestro padre Abraham, antes de ser circuncidado. 13 En efecto, la promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe. 14 Porque si la herencia pertenece a los que están bajo la Ley, la fe no tiene objeto y la promesa carece de valor, 15 ya que la Ley provoca la ira y donde no hay Ley tampoco hay transgresión. 16 Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común 17 como dice la Escritura: ""Te he constituido padre de muchas naciones". Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen. 18 Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: Así será tu descendencia. 19 Su fe no flaqueó, al considerar que su cuerpo estaba como muerto –era casi centenario– y que también lo estaba el seno de Sara. 20 El no dudó de la promesa de Dios, por falta de fe, sino al contrario, fortalecido por esa fe, glorificó a Dios, 21 plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete. 22 Por eso, la fe le fue tenida en cuenta para su justificación. 23 Pero cuando dice la Escritura: "Dios tuvo en cuenta su fe", no se refiere únicamente a Abraham, sino también a nosotros, 24 que tenemos fe en aquel que resucitó a nuestro Señor Jesús, 25 el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.



1 Cor 7, 18-19

18 Si un hombre estaba circuncidado antes que Dios lo llamara, que no oculte la señal de la circuncisión; si el llamado lo encontró incircunciso, que no se circuncide. 19 Lo que vale no es la circuncisión, sino cumplir los mandamientos de Dios.



Ga 5, 1-26

1 Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud. 2 Yo mismo, Pablo, les digo: si ustedes se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada. 3 Les vuelvo a insistir: todos los que se circuncidan, están obligados a observar íntegramente la Ley. 4 Si ustedes buscan la justicia por medio de la Ley, han roto con Cristo y quedan fuera del dominio de la gracia. 5 Porque a nosotros, el Espíritu, nos hace esperar por la fe los bienes de la justicia. 6 En efecto, en Cristo Jesús, ya no cuanta la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por medio del amor. 7 ¡Ustedes andaban tan bien...! ¿Quién les impidió mantenerse fieles a la verdad? 8 ¡No habrá sido a instancias de aquel que los llama! 9 «Un poco de levadura hace fermentar toda la masa». 10 Yo espero en el Señor que ustedes no cambiarán de parecer. En cuanto a aquel que los está perturbando, será castigado, sea quien sea. 11 Hermanos, si yo predicara todavía la circuncisión, no me perseguirían. ¡Pero entonces, habría terminado el escándalo de la cruz! 12 En cuanto a los agitadores, ojalá que llegaran hasta la mutilación total. 13 Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales» háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. 14 Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 15 Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros. 16 Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. 17 Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. 18 Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley. 19 Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, 20 idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones 21 y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios. 22 Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, 23 mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está demás, 24 porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. 25 Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él. 26 No busquemos la vanagloria, provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente.



Gal 6, 11-18

11 ¿Ven estas letras grandes? ¡Les estoy escribiendo con mi propia mano! 12 Los que quieren imponerles la circuncisión sólo buscan quedar bien exteriormente, y evitar ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo. 13 Porque tampoco aquellos que se hacen circuncidar observan la Ley; sólo pretenden que ustedes se circunciden para gloriarse de eso. 14 Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo. 15 Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura. 16 Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios. 17 Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús. 18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes. Amén.


Ef 2, 7-13.

7 Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús. 8 Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; 9 y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe. 10 Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos. 11 Por eso, recuerden lo que ustedes eran antes: paganos de nacimiento, llamados «incircuncisos» por aquellos que se dicen «circuncisos», en virtud de un corte practicado en la carne. 12 Entonces ustedes no tenían a Cristo y estaban excluidos de la comunidad de Israel, ajenos a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.



Fil 3, 1-16

1 Mientras tanto, hermanos míos, alégrense en el Señor. A mí no me cuesta nada escribir las mismas cosas, y para ustedes es una seguridad. 2 ¡Cuídense de los perros, de los malos obreros y de los falsos circuncisos! 3 Porque los verdaderos circuncisos somos nosotros, los que ofrecemos un culto inspirado en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, en lugar de poner nuestra confianza en la carne, aunque yo también tengo motivos para poner mi confianza en ella. 4 Si alguien cree que puede confiar en la carne, yo puedo hacerlo con mayor razón; 5 circuncidado al octavo día; de la raza de Israel y de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, un fariseo; 6 por el ardor de mi cielo, perseguidor de la Iglesia; y en lo que se refiere a la justicia que procede de la Ley, de una conducta irreprochable. 7 Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo. 8 Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo 9 y estar unido a él, no con mi propia justicia –la que procede de la Ley– sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe. 10 Así podré conocerlo a él, conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos, hasta hacerme semejante a él en la muerte, 11 a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los muertos. 12 Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia delante 14 y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús. 15 Así debemos pensar los que somos maduros; y si en alguna cosa ustedes piensan lo contrario, Dios los iluminará. 16 De todas maneras, cualquiera sea el punto adonde hayamos llegado, sigamos por el mismo camino.



Col 2, 6-13

6 Vivan en Cristo Jesús, el Señor, tal como ustedes lo han recibido, 7 arraigados y edificados en él, apoyándose en la fe que les fue enseñada y dando gracias constantemente. 8 No se dejen esclavizar por nadie con la vacuidad de una engañosa filosofía, inspirada en tradiciones puramente humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo. 9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, 10 y ustedes participan de esa plenitud de Cristo, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad. 11 En él fueron circuncidados, no por mano de hombre, sino por una circuncisión que los despoja del cuerpo carnal, la circuncisión de Cristo. 12 En el bautismo, ustedes fueron sepultados con él, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. 13 Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con él, perdonando todas nuestras faltas.



Col 3, 1-14.

1 Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. 2 Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. 3 Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. 4 Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria. 5 Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. 6 Estas cosas provocan la ira de Dios. 7 Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente. 8 Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras. 9 Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras 10 y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. 11 Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos. 12 Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. 13 Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. 14 Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario