4. La Circuncisión en el Nuevo Testamento
Jn 7, 14-24
14
Promediaba ya la celebración de la fiesta, cuando Jesús subió al Templo y
comenzó a enseñar. 15 Los judíos, admirados, decían: «¿Cómo conoce las
Escrituras sin haber estudiado?». 16 Jesús les respondió: «Mi enseñanza no es
mía sino de aquel que me envió. 17 El que quiere hacer la voluntad de Dios
conocerá si esta enseñanza es de Dios o si yo hablo por mi cuenta. 18 El que
habla por su cuenta busca su propia gloria, pero el que busca la gloria de
aquel que lo envió, ese dice la verdad y no hay nada de falso en él. 19 ¿Acaso
Moisés no les dio la Ley? Pero ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué quieren
matarme?». 20 La multitud respondió: «Estás poseído por el demonio: ¿quién
quiere matarte?». 21 Jesús continuó: «Por una sola obra que realicé, ustedes
están maravillados. 22 Moisés les dio la circuncisión –aunque ella no viene de
Moisés, sino de los patriarcas– y ustedes la practican también en sábado. 23 Si
se circuncida a un hombre en sábado para no quebrantar la Ley de Moisés, ¿cómo
ustedes se enojan conmigo porque he curado completamente a un hombre en sábado?
24 No juzguen según las apariencias, sino conforme a la justicia».
Hch 7,1-8
1
El Sumo Sacerdote preguntó a Esteban: «¿Es verdad lo que estos dicen?». 2 El
respondió: «Hermanos y padres, escuchen: El Dios de la gloria se apareció a
nuestro padre Abraham, cuando aún estaba en la Mesopotamia, antes de
establecerse en Jarán, 3 y le dijo: «Abandona tu tierra natal y la casa de tu
padre y ve al país que yo te indicaré». 4 Abraham salió de Caldea para
establecerse en Jarán. Después de la muerte de su padre, Dios le ordenó que se
trasladara a este país, donde ustedes ahora están viviendo. 5 El no le dio nada
en propiedad, ni siquiera un palmo de tierra, pero prometió darle en posesión
este país, a él, y después de él a sus descendientes, aunque todavía no tenía
hijos. 6 Y Dios le anunció que sus descendientes emigrarían a una tierra
extranjera, y serían esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años. 7
Pero yo juzgaré al pueblo que los esclavizará –dice el Señor– y después
quedarán en libertad y me tributarán culto en este mismo lugar. 8 Le dio luego
la alianza sellada con la circuncisión y así Abraham, cuando nació su hijo
Isaac, lo circuncidó al octavo día; Isaac hizo lo mismo con Jacob, y Jacob con
los doce patriarcas.
Hch 7, 51
51 ¡Hombres rebeldes, paganos (incircuncisos) de corazón y cerrados
a la verdad! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo y son iguales a sus
padres.
Rm 2, 23-29
23
Tú, que te glorías en la Ley, deshonras a Dios violando la Ley. 24 Porque como
dice la Escritura: "Por culpa de ustedes, el nombre de Dios es blasfemado
entre las naciones". 25 La circuncisión es útil se practicas la Ley, pero
si no la practicas, es lo mismo que si fueras un incircunciso. 26 Al contrario,
el que no está circuncidado, pero observa las prescripciones de la Ley, será
tenido por un verdadero circunciso. 27 Más aún, el que físicamente no está
circuncidado pero observa la Ley, te juzgará a ti, que teniendo la letra de la
Ley y la circuncisión, no practicas la Ley. 28 Porque no es verdadero judío el
que lo es exteriormente, ni la verdadera circuncisión es la que se nota en la
carne. 29 El verdadero judío lo es interiormente, y la verdadera circuncisión
es la del corazón, la que se hace según el espíritu y no según la letra de la
Ley. A este le corresponde la alabanza, no de los hombres, sino de Dios.
Rm 4, 1-25
1
¿Y qué diremos de Abraham, nuestro padre según la carne? 2 Si él hubiera sido
justificado por las obras tendría de qué gloriarse, pero no delante de Dios. 3
Porque, ¿qué dice la Escritura?: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en
cuenta para su justificación. 4 Ahora bien, al que trabaja no se le da el
salario como un regalo, sino como algo que se le debe. 5 Pero al que no hace
nada, sino que cree en aquel que justifica al impío, se le tiene en cuenta la
fe para su justificación. 6 Por eso David proclama la felicidad de aquel a
quien Dios confiere la justicia sin las obras, diciendo: 7 "Felices
aquellos a quienes fueron perdonadas sus faltas y cuyos pecados han sido
cubiertos. 8 Feliz el hombre a quien Dios no le tiene en cuenta su
pecado". 9 Pero esta felicidad, ¿es únicamente para los que han sido
circuncidados, o también para los que no lo han sido? Consideremos lo que ya
dijimos: A Abraham le fue tenida en cuenta la fe para su justificación. 10
¿Cuando le fue tenida en cuenta? ¿Antes o después de la circuncisión?
Evidentemente antes y no después. 11 Y él recibió el signo de la circuncisión,
como sello de la justicia que alcanzó por medio de la fe, antes de ser
circuncidado. Así llegó a ser padre de aquellos que, a pesar de no estar
circuncidados, tienen la fe que les es tenida en cuenta para su justificación. 12
Y es también padre de los que se circuncidan pero no se contentan con esto,
sino que siguen el mismo camino de la fe que tuvo nuestro padre Abraham, antes
de ser circuncidado. 13 En efecto, la promesa de recibir el mundo en herencia,
hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley,
sino por la justicia que procede de la fe. 14 Porque si la herencia pertenece a
los que están bajo la Ley, la fe no tiene objeto y la promesa carece de valor, 15
ya que la Ley provoca la ira y donde no hay Ley tampoco hay transgresión. 16
Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia
sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de
Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la
fe. Porque él es nuestro padre común 17 como dice la Escritura: ""Te
he constituido padre de muchas naciones". Abraham es nuestro padre a los
ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la
existencia a las cosas que no existen. 18 Esperando contra toda esperanza,
Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había
anunciado: Así será tu descendencia. 19 Su fe no flaqueó, al considerar que su
cuerpo estaba como muerto –era casi centenario– y que también lo estaba el seno
de Sara. 20 El no dudó de la promesa de Dios, por falta de fe, sino al
contrario, fortalecido por esa fe, glorificó a Dios, 21 plenamente convencido
de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete. 22 Por eso, la fe le fue
tenida en cuenta para su justificación. 23 Pero cuando dice la Escritura:
"Dios tuvo en cuenta su fe", no se refiere únicamente a Abraham, sino
también a nosotros, 24 que tenemos fe en aquel que resucitó a nuestro Señor
Jesús, 25 el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra
justificación.
1 Cor 7, 18-19
18
Si un hombre estaba circuncidado antes que Dios lo llamara, que no oculte la
señal de la circuncisión; si el llamado lo encontró incircunciso, que no se
circuncide. 19 Lo que vale no es la circuncisión, sino cumplir los mandamientos
de Dios.
Ga 5, 1-26
1
Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de
nuevo bajo el yugo de la esclavitud. 2 Yo mismo, Pablo, les digo: si ustedes se
hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada. 3 Les vuelvo a insistir:
todos los que se circuncidan, están obligados a observar íntegramente la Ley. 4
Si ustedes buscan la justicia por medio de la Ley, han roto con Cristo y quedan
fuera del dominio de la gracia. 5 Porque a nosotros, el Espíritu, nos hace
esperar por la fe los bienes de la justicia. 6 En efecto, en Cristo Jesús, ya
no cuanta la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por medio
del amor. 7 ¡Ustedes andaban tan bien...! ¿Quién les impidió mantenerse fieles
a la verdad? 8 ¡No habrá sido a instancias de aquel que los llama! 9 «Un poco
de levadura hace fermentar toda la masa». 10 Yo espero en el Señor que ustedes
no cambiarán de parecer. En cuanto a aquel que los está perturbando, será
castigado, sea quien sea. 11 Hermanos, si yo predicara todavía la circuncisión,
no me perseguirían. ¡Pero entonces, habría terminado el escándalo de la cruz!
12 En cuanto a los agitadores, ojalá que llegaran hasta la mutilación total. 13
Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que
esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales» háganse
más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. 14 Porque toda
la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. 15 Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan
cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros. 16 Yo los exhorto
a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por
los deseos de la carne. 17 Porque la carne desea contra el espíritu y el
espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden
hacer todo el bien que quieren. 18 Pero si están animados por el Espíritu, ya
no están sometidos a la Ley. 19 Se sabe muy bien cuáles son las obras de la
carne: fornicación, impureza y libertinaje, 20 idolatría y superstición,
enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias,
sectarismos, disensiones 21 y envidias, ebriedades y orgías, y todos los
excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas
no poseerán el Reino de Dios. 22 Por el contrario, el fruto del Espíritu es:
amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, 23
mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está demás, 24 porque
los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y
sus malos deseos. 25 Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir
también por él. 26 No busquemos la vanagloria, provocándonos los unos a los
otros y envidiándonos mutuamente.
Gal 6, 11-18
11
¿Ven estas letras grandes? ¡Les estoy escribiendo con mi propia mano! 12 Los
que quieren imponerles la circuncisión sólo buscan quedar bien exteriormente, y
evitar ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo. 13 Porque tampoco aquellos
que se hacen circuncidar observan la Ley; sólo pretenden que ustedes se
circunciden para gloriarse de eso. 14 Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro
Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy
para el mundo. 15 Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna
importancia: lo que importa es ser una nueva criatura. 16 Que todos los que
practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios.
17 Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de
Jesús. 18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes.
Amén.
Ef
2, 7-13.
7
Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su
gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús. 8 Porque ustedes han sido
salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que
es un don de Dios; 9 y no es el resultado de las obras, para que nadie se
gloríe. 10 Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin
de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las
practicáramos. 11 Por eso, recuerden lo que ustedes eran antes: paganos de
nacimiento, llamados «incircuncisos» por aquellos que se dicen «circuncisos»,
en virtud de un corte practicado en la carne. 12 Entonces ustedes no tenían a
Cristo y estaban excluidos de la comunidad de Israel, ajenos a las alianzas de
la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora, en Cristo
Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre
de Cristo.
Fil 3, 1-16
1
Mientras tanto, hermanos míos, alégrense en el Señor. A mí no me cuesta nada
escribir las mismas cosas, y para ustedes es una seguridad. 2 ¡Cuídense de los
perros, de los malos obreros y de los falsos circuncisos! 3 Porque los
verdaderos circuncisos somos nosotros, los que ofrecemos un culto inspirado en
el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, en lugar de poner nuestra
confianza en la carne, aunque yo también tengo motivos para poner mi confianza
en ella. 4 Si alguien cree que puede confiar en la carne, yo puedo hacerlo con
mayor razón; 5 circuncidado al octavo día; de la raza de Israel y de la tribu
de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, un fariseo; 6 por el
ardor de mi cielo, perseguidor de la Iglesia; y en lo que se refiere a la
justicia que procede de la Ley, de una conducta irreprochable. 7 Pero todo lo
que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de
Cristo. 8 Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas,
a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo 9 y estar unido
a él, no con mi propia justicia –la que procede de la Ley– sino con aquella que
nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe. 10 Así podré
conocerlo a él, conocer el poder de su resurrección y participar de sus
sufrimientos, hasta hacerme semejante a él en la muerte, 11 a fin de llegar, si
es posible, a la resurrección de entre los muertos. 12 Esto no quiere decir que
haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la
esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. 13
Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome
del camino recorrido, me lanzo hacia delante 14 y corro en dirección a la meta,
para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo
Jesús. 15 Así debemos pensar los que somos maduros; y si en alguna cosa ustedes
piensan lo contrario, Dios los iluminará. 16 De todas maneras, cualquiera sea
el punto adonde hayamos llegado, sigamos por el mismo camino.
Col 2, 6-13
6
Vivan en Cristo Jesús, el Señor, tal como ustedes lo han recibido, 7 arraigados
y edificados en él, apoyándose en la fe que les fue enseñada y dando gracias
constantemente. 8 No se dejen esclavizar por nadie con la vacuidad de una
engañosa filosofía, inspirada en tradiciones puramente humanas y en los
elementos del mundo, y no en Cristo. 9 Porque en él habita corporalmente toda
la plenitud de la divinidad, 10 y ustedes participan de esa plenitud de Cristo,
que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad. 11 En él fueron
circuncidados, no por mano de hombre, sino por una circuncisión que los despoja
del cuerpo carnal, la circuncisión de Cristo. 12 En el bautismo, ustedes fueron
sepultados con él, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo
resucitó de entre los muertos. 13 Ustedes estaban muertos a causa de sus
pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con
él, perdonando todas nuestras faltas.
Col 3, 1-14.
1
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde
Cristo está sentado a la derecha de Dios. 2 Tengan el pensamiento puesto en las
cosas celestiales y no en las de la tierra. 3 Porque ustedes están muertos, y
su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. 4 Cuando se manifieste
Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos
de gloria. 5 Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal:
la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la
avaricia, que es una forma de idolatría. 6 Estas cosas provocan la ira de Dios.
7 Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente. 8
Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las
injurias y las conversaciones groseras. 9 Tampoco se engañen los unos a los
otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras 10 y se
revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto,
renovándose constantemente según la imagen de su Creador. 11 Por eso, ya no hay
pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni
hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos. 12 Como elegidos
de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión.
Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. 13
Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien
tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo
mismo. 14 Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario