sábado, 31 de diciembre de 2016
domingo, 25 de diciembre de 2016
HOMILÍA DEL ABAD BENITO EN LA NOCHE DE NAVIDAD 2016
San León Magno: “Que nadie se considere excluido de esta alegría, porque el motivo de gozo es común a todos: nuestro Señor, en efecto, vencedor del pecado y de la muerte, así como no encontró a nadie libre de culpa, así ha venido para salvarnos a todos. Alégrese, entonces, el santo porque se acerca a la victoria, regocíjese el pecador, porque se le ofrece el perdón, anímese el pagano porque es llamado a la vida”.
¿Quiénes se alegraron en la primera Navidad? Los santos: María y José; los pecadores: los pastores de Belén; los paganos: los Magos de Oriente.
Pero ¿Quiénes somos los pecadores, o cuando somos pecadores? Somos pecadores cuando reconocemos el deber ser, el valor, pero por debilidad obramos en contra. Acepto el valor de la obediencia, pero en esta determinada circunstancia soy débil y desobedezco; acepto el valor de la fidelidad pero en este caso soy débil y soy infiel, La Navidad, el Niño de Belén ofrece el perdón al pecador.
¿Quién no se alegró en la primera Navidad? El Rey Herodes no se alegró sino todo lo contrario. ¿Por qué? Porque era corrupto. Es el realismo del evangelio de Juan: “vino a los suyos y los suyos no lo recibieron” Jn 1,11.
El corrupto no acepta los valores, se maneja con antivalores.
El corrupto no puede alegrarse con la Navidad, porque su corrupción quita la alegría a los demás. La corrupción quita la alegría al niño o a la chica sometidos sexualmente, o sometidos a trabajos de esclavos, o forzados a manejar armas mortales en la guerra. La corrupción quita la alegría al que carece de lo necesario para vivir; no hay corrupción sin daño social. Hay corrupción siempre que se subvierten o alteran los valores. Hay corrupción en política cuando no hay independencia en los tres poderes; hay corrupción cuando los legisladores no cumplen o mal cumplen sus deberes de legislar para bien de todo el pueblo; hay corrupción cuando los jueces no dictan sentencias según justicia sino influenciados por conveniencias personales o sobornados por dádivas; hay corrupción cuando los abogados se compran o se venden; hay corrupción en los sacerdotes cuando su primer valor no es la salvación de las almas, ley suprema de la iglesia; hay corrupción gravísima con el narcotráfico que destruye las personas y la nación; y el narcotráfico supone una cadena de corruptos: los que elaboran la droga, los que la traen, los que la venden y los que desde el poder protegen a todos los anteriores. Hay corrupción en los políticos cuando para ellos la política en lugar de ser “una altísima vocación y una las formas más preciadas de la caridad por que busca el bien común” se transforma en una herramienta para un bien personal que destruye a los demás y a todo el país.
Pero ¿qué tenemos que hacer nosotros ante esta triste y muchas veces trágica realidad enfrentada a la invitación a la alegría que nos hace San León Magno? Evidentemente nosotros tenemos que sentirnos interpelados cuando nos dice: “alégrese el pecador porque se le ofrece el perdón”, pero también es nuestra misión llevar a los demás la buena noticia, como los pastores de Belén, como ellos tenemos que contar “lo que nos han dicho del Niño”. Los cristianos tenemos que ser para los no creyentes “la estrella de los magos” que los lleve a adorar al Niño.
sábado, 24 de diciembre de 2016
SALUDO DE NAVIDAD 2016
"Esto es la verdadera Navidad: la fiesta de la
pobreza de Dios que se despojó de sí mismo tomando la naturaleza de esclavo; de
Dios que sirve en la mesa; de Dios que se esconde a los intelectuales y sabios
y que se revela a los pequeños, sencillos y pobres”.
Papa Francisco
Feliz Navidad 2016 les desea la Comunidad del
Monasterio “Cristo Rey”, El Siambón, Tucumán.
Ademas queríamos compartir con uds. la noticia de que en vísperas de Navidad comienza su postulantado el Hno. Juan Pablo de Jujuy. El Señor nos ha bendecido este año con tres postulantes para acompañar en el discernimiento y la formación monástica. Recen por nosotros.
domingo, 18 de diciembre de 2016
HOMILIA DEL ABAD BENITO EN EL 4° DOMINGO DE ADVIENTO A
El martes que viene la Iglesia nos hará proclamar en el evangelio el anuncio del Ángel, el SI de María y la encarnación del Hijo de Dios. Este evangelio ya se nos había proclamado el 8 de Diciembre en la solemnidad de la Inmaculada Concepción. María, después de Jesús, es evidentemente la principal protagonista en el Adviento y la Navidad.
El evangelio de hoy nos presenta a San José, su vocación, su misión. Su protagonismo va, evidentemente, ligado al de su esposa la Virgen María. El texto inmediatamente anterior al evangelio de hoy es la genealogía de Jesús: “Jacob engendró a José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Mesías”.
La genealogía en la redacción de Mateo, nombra a pocas mujeres y siempre da el nombre del varón que engendra y como entre paréntesis dice: “de tal” por ejemplo: “David engendró, de la mujer de Urías, a Salomón”. Aquí no podía decir: “José engendró, de María, a Jesús”. La genealogía queda sorpresivamente cortada…Jesús hijo de María; pero no descendiente de David…
Sin el Sí de María no tendríamos la encarnación del Hijo de Dios; sin el Sí de José no habría continuidad entre las promesas del AT y Jesús, todas las promesas sobre el Mesías, hijo de David, no tendrían sentido. El Ángel le dice a José: “José, hijo de David” Es José, el padre adoptivo legal, el que le asegura a Jesús el ser descendiente de David anunciado por los profetas, el que le asegura a Jesús “que su reino no tendrá fin”. Es José el que le entrega a su hijo Jesús la fidelidad de Dios a sus promesas.
Pero, ¿cómo se desarrolló todo esto? ¿Cuál fue el contexto de esta vocación de José, de esta invitación que Dios le hace a asumir este rol tan importante en la historia de la salvación?
El evangelio nos cuenta las dudas de José, su noche oscura, su doloroso discernimiento del proyecto de Dios sobre él. José se encuentra ante el hecho de que María, su prometida, está embarazada, y sabe que él no es el padre de la creatura porque “todavía no habían vivido juntos”. “José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto”.
Hay dos interpretaciones de esta situación.
La primera es que José, pensando en la infidelidad de María, resuelve abandonarla en secreto porque no quiere ser él el que la denuncie y la exponga a la sentencia de muerte por lapidación, que correspondía, según la ley de Moises, a las mujeres adulteras.
La segunda interpretación, que se abre a conclusiones teológicas muy hondas, y subraya y explica mejor la gran vocación de José, parte de la hipótesis de que José antes que le hablara el Ángel, ya conocía el misterio que encerraba su esposa en su seno virginal. Lo sabía porque se lo había explicado María o porque se lo había revelado Dios. Ante este misterio, al ver que Dios se había apoderado de su esposa, María, para una misión tan grande, decide hacerse a un lado y dejar actuar a Dios sin interferir en un proyecto que lo desborda totalmente. Acepta que Dios le haya hecho pedazos todos sus proyectos. Aceptación evidentemente desgarradora, que implicaba un vaciamiento total, quedarse sin nada en la mente y en el corazón. Pero Dios no es un Dios cruel que se divierte en rompernos proyectos. Cuando nos rompe nuestros proyectos chiquitos y nosotros aceptamos y esperamos, como José, Él interviene. Con José actuó así: Por medio del Ángel le revela a José su importantísima misión: no tiene que hacerse a un lado, sino todo lo contrario, él será parte importantísima del misterio. “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa…Ella dará a luz un hijo a quien pondrás el nombre de Jesús” Imponer el nombre correspondía al papá. La misión de José será ser padre legal de Jesús, transmitirle todos los derechos del heredero de David y ser su protector y el protector de la madre, su esposa María.
“Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.”
¡Gracias, San José, por tu Sí!
Los evangelios no nos traen ninguna palabra de San José, nos traen hechos, su obediencia total, sin preguntas y sin objeciones.
sábado, 17 de diciembre de 2016
HORARIOS DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO EN EL MONASTERIO
SÁBADO 24 DE
DICIEMBRE
Levantarse
|
4,55 hs.
|
Vigilias
|
5,20 hs.
|
Laudes con Misa
|
7,30 hs.
|
Sexta
|
12,00 hs.
|
Primeras Vísperas de la Solemnidad
|
18,00 hs.
|
Oficio de Lecturas de Navidad
|
19,30 hs.
|
Misa de Nochebuena
|
22,00 hs.
|
DOMINGO 25 DE
DICIEMBRE
Levantarse
|
8,00 hs.
|
Laudes
|
8,20 hs.
|
Misa del día de Navidad
|
10,00 hs.
|
Sexta
|
12,00 hs.
|
Segundas Vísperas de Navidad
|
19,15 hs.
|
SÁBADO 31 DE
DICIEMBRE
Levantarse
|
4,55 hs.
|
Vigilias
|
5,20 hs.
|
Laudes con Misa
Sexta
|
7,30 hs.
12,00 hs.
|
Primeras Vísperas de la Solemnidad
|
18,00 hs.
|
Misa de Precepto
|
19,00 hs.
|
Oficio de Lecturas de la Solemnidad
|
23,00 hs.
|
DOMINGO 1º DE ENERO
DE 2017
Levantarse
|
8,00 hs.
|
Laudes
|
8,20 hs.
|
Misa de la Solemnidad
|
10,00 hs.
|
Segundas Vísperas de la Solemnidad
|
19,15 hs.
|
viernes, 9 de diciembre de 2016
HOMILÍA DEL ABAD BENITO EN LA SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA 2016
Estamos celebrando la gran fiesta, solemnidad, de la Inmaculada Concepción. Celebramos a la Virgen concebida sin pecado original. Nosotros somos redimidos, purificados del pecado original, por la sangre de Cristo, en el bautismo; y de todos los pecados, cometidos después del uso de razón, si nos arrepentimos y pedimos perdón. La Virgen María también fue redimida por la sangre de su hijo Jesús, derramada en la cruz. Pero para la Virgen la cosa fue distinta: por la sangre preciosa de Cristo fue preservadade todo pecado, no la tocó el pecado, concebida sin pecado y nunca tocada por ningún pecado.
Hoy nosotros estamos de fiesta; pero sobre todo la Virgen, nuestra Madre, está de fiesta porque tantas personas, tantas familias, tantas comunidades cristianas han venido con la imagen de la Madre a decirle que la quieren, a darle gracias, a presentarle sus necesidades. ¡Qué lindo! La Iglesia está contenta con todo esto; pero nos pide que todo esto no sea algo pasajero, de un solo día sino que sea un nuevo compromiso de imitar sus virtudes. El evangelio de hoy nos ilumina sobre las virtudes más sobresalientes de María que tenemos que imitar.
María, Virgen de la escucha: Oye atenta las palabras del Ángel.
María, Virgen de la alegría: ¡Alégrate María!
María Virgen, abierta al don de Dios, a la Gracia, que había recibido en su Inmaculada Concepción y había dejado que creciera hasta ahora en la Anunciación.
María Virgen del SI al proyecto de Dios .Acepta la misión, la más grande encomendada a un ser humano: ser la Madre del Salvador. Cuando María da su SI, “¡Que se cumpla en mí tu Palabra!” El Hijo de Dios se hace hombre en su seno virginal. María Madre de Dios.
María nos enseña entonces que ante la propuesta de Dios, nuestra respuesta también tiene que ser SI, “Que se cumpla en mi tu Palabra, tu proyecto”
Pero ese Sí inicial de María se tuvo que ir confirmando a través de su vida y en circunstancias terriblemente duras. Cuando ya próxima al parto tiene que emprender el viaje de Nazaret a Belén. Cuando en Belén no encuentra techo que cobije a su Hijo al nacer. Cuando tiene que huir a Egipto porque el rey Herodes quiere matar a su Hijito. Todo esto se dice muy fácil; pero tenemos que saber tomarle el peso a estas dolorosísimas pruebas y así valorar la valiente fidelidad de María.
La Iglesia la invoca a María como Reina de los mártires. María no murió de muerte violenta, no derramó su sangre; pero fue mártir al aceptar que su Hijo muriera en la cruz para la salvación del mundo. María fue mártir en el Calvario, María fue mártir cuando tuvo en sus brazos a su Hijo muerto.
Yo no sé cuánto dolor traen ustedes hoy en su corazón; pero sí sé que hoy la Virgen nos dice a todos que, como estuvo de pie junto a la cruz donde agonizaba su Hijo, también quiere estar con nosotros a los pies de la cruz de cada uno de nosotros. Quiere estar con nosotros para iluminarnos en nuestras oscuridades, para decirnos que todo dolor aceptado y asumido es fecundo.
Que María, Madre de dolores y esperanzas, los acompañe hoy y siempre.
lunes, 5 de diciembre de 2016
CONFIRMACIONES 2016
HOMILÍA DEL ABAD BENITO
Queridos chicos: Hoy ustedes van a recibir el sacramento de la Confirmación, van a recibir el Espíritu Santo igual que los apóstoles el día de Pentecostés.
Se nos leyó que los apóstoles estaban reunidos en un mismo lugar, donde había sido la última cena, de repente una gran tormenta y sobre cada uno unas llamas de fuego y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en distintas lenguas.
¿Eso va a pasar dentro de un rato? Sí y no.
SÍ: El Espíritu Santo va a descender sobre ustedes, va a entrar en ustedes, los va a cambiar.
NO: No vendrá una gran tormenta, ni vamos a ver llamitas de fuego sobre sus cabezas, ni van a hablar en japonés, ni en alemán, ni en ninguna otra lengua extranjera, seguirán hablando únicamente en tucumano básico como decimos familiarmente.
¿En qué cambiaron los apóstoles el día de Pentecostés?
1° Antes se peleaban: ¿Quién es el más importante? ¿Quién tiene que mandar?...
2° Antes eran miedosos, cobardes, “estaban encerrados por miedo a los judíos”. Después, San Pedro lleno de la fuerza del Espíritu Santo los enfrenta y los acusa: “Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó”. Y todos los apóstoles murieron mártires.
3° Antes no lo entendían a Jesús, su misión, lo que les enseñaba y así le hacían preguntas como esta “¿ahora vas establecer tu reinado?” Después que recibieron el Espíritu Santo evangelizaron todo el mundo.
¿Cuál será el cambio de ustedes después de su confirmación, después de recibir el Espíritu Santo?
Bueno cada uno de ustedes tiene que decirlo. Pero no les vamos a pedir que lo hagan aquí y ahora. Lo importante es que se lo digan a ustedes mismos y se lo digan al Espíritu Santo, para que ël los cambie como cambio a los apóstoles.
Lo primero que tienen que prometer y que tienen que pedirle al Espíritu Santo es la perseverancia; el seguir viniendo a la iglesia para participar en la vida de los sacramentos: confesión, misa y comunión.
Como los apóstoles ustedes tienen que ser constructores de unidad en la familia y en el vecindario, “tenían un solo corazón, una sola alma” se ayudaban entre todos.
Que el Espíritu santo los haga valientes para ser testigos de Jesús
sábado, 3 de diciembre de 2016
lunes, 21 de noviembre de 2016
Homilía del Abad Benito en la Solemnidad de Cristo Rey 2016, Fiesta patronal del monasterio
CRISTO REY
La Liturgia de la Palabra, distinta en cada uno de los tres ciclos, ilumina la realeza de Cristo desde distintos ángulos. Las de este año, ciclo C, que acabamos de escuchar nos contestan varias preguntas.
La primera lectura nos dice cuál es el fundamento de nuestra opción por Cristo Rey. “Nosotros somos de tu misma sangre”. Jesús es Rey porque es el Hijo de Dios que asumió nuestra naturaleza humana; y “se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó
y le dio el Nombre que está sobre todo nombre” (Fil 2,8-9) El Padre le da al Cristo Resucitado “el Nombre que está sobre todo nombre”; es decir proclama su divinidad y por lo tanto también su realeza. Jesús como David recibe el oráculo del Señor: “Tú apacentarás a mi pueblo” Cristo es Rey y Pastor.
La segunda lectura nos dice cuales son las consecuencias de esta opción por Cristo Rey: Herederos del Reino de Cristo; miembros de su cuerpo, la Iglesia; seguridad de nuestra resurrección. Según la carta a los Colosenses, somos miembros del Cuerpo de Cristo, que es Rey, por lo tanto reyes con él. Cristo es “el primero que resucitó de entre los muertos”. Nosotros que somos sus miembros hemos resucitado con él (Col 3,1). Para la carta a los Colosenses y también para la carta a los Efesios nuestra resurrección con Cristo no es sólo esperanza para el futuro sino realidad ya presente.
La tercera lectura nos dice quienes entran en su Reino. El conocido texto de Mateo 25 sobre el juicio final nos dice que entran en el Reino de Cristo los que lo reconocieron y sirvieron en los necesitados: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver". (Mt 25,34-36) Pero el texto de Lucas que se nos proclamó nos habla de otro que también entra en el Reino: el ladrón y asaltante crucificado con Jesús. El ladrón reconoció sus crímenes: “Nosotros sufrimos justamente (la crucifixión) porque pagamos nuestras culpas”. Pero al mismo tiempo lo proclamó Rey a Jesús y Rey rico en misericordia y perdón “Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino” Y Jesús aceptando que es Rey pronuncia la sentencia: “Yo te aseguro que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”
El asaltante arrepentido, el “buen ladrón”, además de proclamarlo Rey a Jesús, describe sin explicitarla la característica principal del Reinado de Jesús, es Rey misericordioso y por eso no lo llama Maestro o Señor sino que casi con exceso de confianza lo llama sencillamente por su nombre: Jesús. Y Jesús, dentro de los terribles dolores de la crucifixión, sin duda siente el consuelo y la alegría de ver la fecundidad de su sangre derramada, de su sangre redentora. Desde el trono humillante, pero glorioso de la cruz,
Jesús pronuncia la primera “canonización”:”Hoy estarás conmigo en el paraíso”
Nuestro Padre San Benito en el capítulo 4 de su Regla al hablar de las herramientas del combate espiritual pone como última “y nunca desesperar de la misericordia de Dios” Abrumados por nuestros pecados, como el ladrón crucificado, no desesperemos de la misericordia de Dios y digámosle con él “Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”
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Ubicación:
Siambon, Tucumán, Argentina
sábado, 12 de noviembre de 2016
Consagración a la Santísima Trinidad de Dom Columba Marmion
Padre Eterno, postrados en
humilde adoración a tus pies, consagramos todo nuestro ser a la gloria de tu
Hijo Jesús, el Verbo Encarnado. Tú lo has constituido rey de nuestras almas.
Sométele nuestras almas, nuestros corazones y nuestros cuerpos para que nada en
nosotros se mueva sin sus órdenes o sin su inspiración. Que unidos a Él seamos
llevados a tu seno y consumados en la unidad de tu amor.
|
Jesús, únenos a Ti, en tu vida
que es toda ella santa y consagrada a tu Padre y a las almas. Sé nuestra
sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención, nuestro
Todo. Santifícanos en la verdad.
|
Espíritu Santo, amor entre el
Padre y el Hijo, asiéntate cual llama de amor en el centro de nuestro corazón y
conduce en todo tiempo, como ardientes brazas, nuestros pensamientos, nuestros
actos y nuestros afectos hacia lo alto, hasta el seno del Padre. Que nuestra
vida entera se haga una en el Gloria Patri, et Filio et Spiritui Sancto.
|
María, Madre de Cristo, Madre del
Santo Amor, confórmanos según el corazón de tu Hijo.
|
sábado, 5 de noviembre de 2016
UN “SALMO” COMPUESTO POR NUESTROS POSTULANTES Y ASPIRANTES EN EL CURSO INTRODUCCIÓN A LA SALMODIA
¿Dónde estás, Señor,
Que no vemos tu rostro?
¿Qué no llega hasta nosotros,
La injusticia y la maldad
acampan alrededor nuestro;
la violencia y el ultraje
nos cercan por todos lados.
La ciudad fue destruida,
nuestras casas son escombros;
las familias, desplazadas,
han perdido su alegría.
Las risas de nuestros niños,
en llanto se han convertido,
y sus cantos infantiles
hoy son ayes y lamentos.
La tierra se llena de llanto y de
sangre,
y los violentos golpean al indefenso.
¿Es que no lo ves, Señor?
Derrama tu justicia sobre nosotros,
Dios y Señor nuestro.
Yo sé, Señor, que tú eres justo y Salvador
y que nos mostrarás nuevamente tu
rostro.
Recuerden que Él rasgó el Mar Rojo como
un manto,
y doblegó la soberbia del Faraón.
De nuevo te levantarás, Señor;
cantaremos
con gozo tu bondad,
y diremos eternamente:
“¡Nuestro Dios está en medio de nosotros”!
sábado, 29 de octubre de 2016
Coraje
Coraje
de no ser más que agua cuando el otro es fuego. Sin buscar apagar el fuego,
como el agua lo podría hacer. Sin temer que ese fuego venga a evaporarme: ¡no
es para eso!...
Este
desvelo por “el Otro esperado” aparece a lo largo de toda la Escritura. Se
escribe en filigrana en la trama de cada una de nuestras vidas marcadas de
encuentros y de esperas sucesivas. En la riqueza increíble de su creación, como
en la misma diversidad de los hombres, Dios nos ha preparado bien para acoger
las diferencias. Éstas se inscriben como un componente ineludible de todo amor.
Más
aún cuando este amor se expresa y se vive a la imagen viva de Aquel del cual
emana. Misterio insondable de este Dios uno y Trino, donde el Espíritu hace sin
cesar la diferencia, entre el Padre y el Hijo primero, después –poco a poco– de
uno al otro de entre nosotros…
Con
Cristo se eleva este mundo nuevo anunciado por Isaac, en el que la diferencia
no se impondrá más como generadora de guerra y de discordia…
Visión
profética de un mundo donde el lobo y el cordero viven juntos… no se trata de
un mundo indiferenciado: la serpiente sigue siendo serpiente, el niño de pecho
se entretiene cerca del nido de la cobra sin buscar alojarse o desalojarse
allí.
(De una homilía de Christian de Chergé)
martes, 25 de octubre de 2016
HOMILÍA DEL ABAD BENITO EN EL DOMINGO XXX C
El evangelio de
este domingo nos trae la conocida parábola de la oración del fariseo y la del
publicano.
¿En qué
coinciden ambos? Los dos van al templo, los dos oran al Señor, los dos dicen la
verdad en su oración. ¿El fariseo también? Sí. No era ladrón, ni injusto, ni
adultero; ayunaba dos veces por semana y pagaba el diezmo rigurosamente. Y
entonces ¿cuál es la diferencia entre los dos? ¿Por qué el publicano volvió a
su casa purificado, perdonado, y el fariseo no?
La diferencia es
enorme, abismal. Tenían distinta imagen de Dios y por lo mismo distinta imagen
del hombre, distinta imagen de la salvación, distinta imagen de la vida.
¿Cuál es el dios
del fariseo? Un dios del cual se puede prescindir, un dios lejano y que tiene
poco que ver con la historia humana. Un dios al cual el hombre le puede contar
los triunfos que con su propio esfuerzo conquistó.
¿Cuál es el Dios
del publicano? Es el Dios de la misericordia, pronto al perdón, el Dios que
sabe de qué barro fuimos hechos. El publicano se reconoce pecador; pero esto
que lo humilla no lo desespera. Sabe que por su debilidad no puede salvarse,
pero sobre todo sabe que el Dios de la misericordia sí pude y quiere salvarlo.
Respecto a todo
esto, nuestro Padre San Benito nos dice a los monjes dos cosas importantes.
“Cuando viere en sí algo bueno, atribúyalo a Dios, no a sí mismo; en cambio,
sepa que el mal siempre lo ha hecho él, e impúteselo a sí mismo.” (4,42-43) Y
en el Prólogo nos describe la actitud constante que tiene que tener el monje:
“Y engrandecen al Señor que obra en ellos, diciendo con el Profeta: No a
nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria.” (30)
Nosotros, como
el publicano, somos pecadores, pero, como a él, Dios nos invita a recibir su
perdón. Jesús nos invita a cambiar totalmente nuestra visión del pecado. El
pecado no causa de desaliento sino fuente de esperanza y alegría. “Hay más
alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos
que no necesitan conversión” (Lc 15,7) La Iglesia lo entiende así y por eso en
la noche más santa del año, en la Vigilia Pascual se atreve a cantar: “Feliz el
pecado de Adán que nos mereció un tan grande Salvador.”
San Benito, como
dijimos antes, nos describe al monje en actitud contemplativa, no como el
atleta que se agota con esfuerzos sobrehumanos, no como un artista que se
deleitara tallando su propia estatua, sino como el que se dedica a contemplar
agradecido la obra que con su cincel Dios va haciendo en nosotros. María,
modelo del monje y del cristiano, cantó agradecida “Hizo en mí maravillas” (Lc
1,49).
La Iglesia,
nuestra patria, nuestra diócesis de Tucumán, están viviendo tiempos difíciles,
con situaciones de pecado que nos pueden llevar a perder toda esperanza. Hay
que analizar a fondo todo esto y buscar sus causas y luchar por el remedio.
Pero será una gran ayuda la afirmación de San Pablo. “Donde abundó el pecado
sobreabundó la gracia.”
Nuestro Padre
San Benito nos invita a descubrir la acción de Dios en cada uno de nosotros y
en nuestra comunidad, nos invita a felicitarlo a Dios, a darle gracias. “No a
nosotros, Señor, no a nosotros da la gloria” El mirar esa obra de Dios en cada
uno de nosotros, en nuestras comunidades, nos impulsará al arrepentimiento de
nuestros pecados y a dejarnos moldear por Él, que es nuestro hábil alfarero. El
clima de la vida del monje, de la vida del cristiano no tiene que ser de
pesimismo y de miedo sino de esperanza y alegría,
Nuestra Madre,
la Virgen María también nos invita a descubrir en nosotros la mirada
misericordiosa de Dios, que ve nuestra pobreza, nuestra impotencia, pero que
hace grandes cosas, maravillas en nuestras vidas.
Que la Virgen
María, que es “Madre de la santa alegría” nos ayude a participar en el coro de
los santos que con ella cantan la grandeza del Señor.
sábado, 15 de octubre de 2016
CANONIZACIÓN DE SAN JOSÉ GABRIEL DEL ROSARIO BROCHERO, PRESBITERO
Este fragmento de una carta de Brochero enviada a su amigo
Juan Martín Yáñiz, obispo de Santiago del Estero, el 28 de octubre de 1913, nos
pinta el retrato del Santo Cura:
“Recordarás que yo solía decir de mí mismo que iba a ser tan
enérgico siempre, como el caballo chesche que se murió galopando; pero jamás
tuve presente que Dios nuestro Señor es y era quien vivifica y mortifica, y a
unos da las energías físicas y morales a otros las quita… Yo estoy ciego casi
al remate, apenas distingo la luz del día y no puedo verme mis manos. A más
estoy así sin tacto desde los codos hasta la punta de los dedos y desde las
rodillas hasta los pies, y así otra persona tiene que vestirme o prenderme la
ropa. La Misa la digo de memoria y es aquella de la Virgen cuyo Evangelio es: Extollens
quadam mulier de turba [“Una
mujer de la multitud exclamó, feliz el vientre que te llevó y los pechos que te
amamantaron…”]. Para partir la Hostia consagrada y para poner en medio
del corporal la hijuela cuadrada, llamo al ayudante para que me indique que la
forma la he tomado bien para que se parta por donde la he señalado y que la
hijuela cuadrada esté en el centro del corporal para poderlo doblar. Me cuesta
mucho hincarme y muchísimo más el levantarme… Ya vez el estado en que ha
quedado el chesche, el enérgico y el brioso. Pero es un grandísimo favor el que
me ha hecho Dios nuestro Señor en desocuparme por completo de la vida activa y
dejarme con la pasiva, quiero decir, que Dios me da la ocupación de buscar mi
fin y de orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de
venir hasta el fin del mundo…”
domingo, 9 de octubre de 2016
Vida Espiritual: El Señor discierne los pensamientos y sentimientos del corazón
El
Señor conoce, sin duda alguna, todos los pensamientos y sentimientos de nuestro
corazón; en cuanto a nosotros, sólo podemos discernirlos en la medida en que el
Señor nos lo concede. En efecto, el espíritu que está dentro del hombre no
conoce todo lo que hay en el hombre, y en cuanto a sus pensamientos,
voluntarios o no, no siempre juzga rectamente. Y, aunque los tiene ante los
ojos de su mente, tiene la vista interior demasiado nublada para poder
discernirlos con precisión.
Sucede,
en efecto, muchas veces, que nuestro propio criterio u otra persona o el
tentador nos hacen ver como bueno lo que Dios no juzga como tal. Hay algunas
cosas que tienen una falsa apariencia de virtud, o también de vicio, que
engañan a los ojos del corazón y vienen a ser como una impostura que embota la
agudeza de la mente, hasta hacerle ver lo malo como bueno y viceversa; ello
forma parte de nuestra
miseria e ignorancia, muy lamentable y muy temible.
Está
escrito: Hay caminos que
parecen derechos, pero van a parar a la muerte. Para evitar este peligro, nos
advierte san Juan: Examinad si
los espíritus vienen de Dios.
Pero, ¿quién será capaz de examinar si los espíritus vienen de Dios, si Dios no
le da el discernimiento de espíritus, con el que pueda examinar con agudeza y
rectitud sus pensamientos, afectos e intenciones? Este discernimiento es la
madre de todas las virtudes, y a todos es necesario, ya sea para la dirección
espiritual de los demás, ya sea para corregir y ordenar la propia vida.
La
decisión en el obrar es recta cuando se rige por el beneplácito divino, la
intención es buena cuando tiende a Dios sin doblez. De este modo, todo el cuerpo
de nuestra vida y de cada
una de nuestras acciones será luminoso, si nuestro ojo está sano. Y el ojo sano
es ojo y está sano cuando ve con claridad lo que hay que hacer y cuando, con
recta intención, hace con sencillez lo que no hay que hacer con doblez. La
recta decisión es incompatible con el error;
la buena intención excluye la ficción. En esto consiste el verdadero
discernimiento: en la unión de la recta decisión y de la buena intención.
Todo,
por consiguiente, debemos hacerlo guiados por la luz del discernimiento,
pensando que obramos en Dios y ante su presencia.
De los tratados de Balduino de Cantorbery, obispo
(Tratado 6: PL 204, 466-467)
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